10 | Todos los hombres son iguales

El jueves en la noche El Aquelarre se encontró en el Bon Appétit, como era la tradición. Cada una fue por su propia cuenta, como si no pudiesen verse más que en el momento de la cena.

Ana no quería ver a Soledad, que insistía en repetirle que todo iba a estar bien, encontraba desesperante ese optimismo casi fanático, cuando le insistía en que todo lo que estaba pasando iba a ser una etapa. Lydia había salido directamente del salón de belleza al restaurante, porque había ido a hacerse el retoque del tinte que se hacía cada quince días, junto a la mascarilla revitalizante especial que la ayudaba a verse lozana, aunque en el fondo se sintiera tan inspirada y motivada como una uva. Priscilla no se encontraba de buen humor, desde la fatídica noche con Anders parecía una bomba a punto de estallar; pero ni punto de comparación con Julia, que no había dicho nada de l

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