Grillo
No quiero. Rezongo, protesto, gruño… y Ruben me hace menos caso que a un perro.
—¡Tengo que estar con ellos! ¿Qué parte de que están en peligro es la que no has entendido?
—Lo entiendo todo, Alonso, pero ahora mismo no puedes regresar a Mónaco —Ruben hace un acopio de paciencia y sé que soy necio, pero es porque estoy bastante consciente de que esta vez mi Solecito no me perdonará. Si no me apuro a explicarle