Ava Collins

  Si hay algo de lo que yo estaba segura era de que podía contar con mi hermano, hace años que yo comprendí que éramos él y yo contra el mundo, que nada de lo que yo hiciera iba a complacer a mi padre, no lo harían mis notas perfectas, o la posibilidad de tener una beca, entendí que ninguna de mis acciones haría que mi madre recuperará el brillo en su mirada. No me mal entiendan, mi familia nunca me ha puesto una mano encima, jamás me han golpeado... Pero suelo tener el sentimiento recurrente de que no lo hacen porque no les importo, porque para ellos yo simplemente no existo.

  Pero esta bien, Ethan estaba conmigo, cuando las pesadillas perturban mis sueños, cuando alguno de mis compañeros me molestaba, incluso cuando tuve mi primer periodo quien estaba ahí para mí fue siempre él, mi hermano era la persona más increíble que yo hubiera conocido en mis 13 años de vida, era fuerte, inteligente y astuto. A veces sentía que él podía hacer lo que fuera y no podía entender cómo es que él era tan distinto a nuestros padres. Mi padre era un hombre de mediana edad con una apariencia promedio, de ojos y cabello castaño, nada espectacular pero su mayor diferencia con mi hermano no radica precisamente en la apariencia. Dónde Ethan era cálido y reconfortante, él era frío y distante, francamente era más que obvio que no nos quería en su vida, especialmente a mí.

  Había algo en su mirada cuando él me veía que era muy extraño, como si yo le diera asco, lo noté. El observa a Ethan como mercancía, lo ve como si fuera la forma fácil y rápida de ganar dinero, simplemente lo ve como un objeto de gran valor, pero ¿A mí? Me ve como si mi existencia le estuviera faltando el respeto, no lo entendía, o bueno, no lo comprendí durante los primeros 11 años de mi vida.

  En cuanto a mi madre... Ella era justo el tipo de mujer que no nunca quise ser, no quiero que piensen mal de mí o juzguen a mi madre, pero crecer a su lado me ayudó a saber qué es lo que yo no quiero ser, la miro y puedo notar en sus rasgos lo que un día fue una mujer sumamente hermosa, pero ahora se ve tan apagada, tan louvre, sus cabellos rubios tan secos y sin brillo, mismo tono de rubio que mi hermano y yo heredamos, ojos cafés grandes con largas pestañas, labios pálidos y resecos, una pequeña nariz de botón que desgraciadamente yo no heredere a diferencia de Ethan y una piel seca y con más arrugas de las que debería tener a su edad.

  A veces veía a mi mamá y me gustaba imaginarla como era antes de ser completamente absorbida por mi padre. Un cabello rubio y sedoso, labios rosas y suaves,  piel brillante y una hermosa sonrisa, pero aún más importante un aura llena de vida y emoción. Cuando yo digo que no quiero ser como ella no me refiero a su apariencia, me refiero convertirme en alguien sin vida, alguien que hace mucho perdió las ganas de estar aquí, las ganas de pelear por algo mejor. Ella es una mujer que se ha perdido a sí misma posiblemente desde antes de que yo naciera. A veces intento buscar en mi memoria, una sonrisa real, una carcajada o simplemente una vez que ella alzará la voz para expresar lo que piensa... Y no tengo tal recuerdo.

  Han sido tantas veces que la he visto agachar la cabeza frente a él, ¿Era por miedo? ¿Por sumisión? Aún no lograba entender, ¿Cómo le entregas a otra persona tanto poder sobre ti? ¿Cómo se reduce una persona a tanto?, ¿Cómo te pierdes a ti mismo de esa forma?

  Posiblemente ella sea una de las pocas personas que tiene mi lástima, no debería ser así. Yo se que hay muchas mujeres enfrentándose a estas vidas, luchando cada día por despertar, por levantarse y simplemente seguir respirando, solo por  lograr eso ya es una sobreviviente, pero fueron tantas las veces que yo desee que fuera más que una sobreviviente, que fuera una luchadora. No solo por ella, sino también por nosotros.

  Cuando mi padre obligó a Ethan a vender drogas cuando él solo tenía 12 años, cuando año y medio después hizo que dejara la escuela para que se dedicará por completo al negocio. Fueron tantas las veces que voltee a verla, con desesperación marcada en mi mirada, pidiendo auxilio, rogando porque ella decidiera levantarse y alzar la voz para proteger a su hijo, para cuidar de mi hermano. Mi amado hermano que iba todos los días a sitios peligrosos, llevando armas y trabajando codo a codo con lo peor que había en la ciudad, ¿El de verdad pensaba que yo no sabía porque lo hacía? Contrario a lo que Ethan pudiera pensar yo sabía que lo hacía por mí, no quería que yo tuviera que vivir de esa forma. Y ella estaba permitiendo que esa persona... Esa persona que se quedaba conmigo en las noches donde abundaban las pesadillas, que se sentaba a escuchar mis charlas sobre sistemas eléctricos y  computación aunque no entendiera nada, el que me cuidaba cuando la fiebre me dejaba postrada en la cama, ella estaba permitiendo que mi hermano fuera todos los días a esos horribles lugares solo porque mi padre lo dijo. Yo había querido intervenir tantas veces, intentar ayudarlo como él lo hacía conmigo, pero ver en sus ojos la desesperación y el terror de que yo me metiera en esa vida era tanto que me quedaba callada, rogando por la ayuda de la otra única persona que debía cuidarnos.

  Recuerdo con una impresionante claridad ese día, fue increíble ver por primera vez en ella una pequeña chispa de vida, de rabia o descontento. Observé sus manos retorcerse y sus labios ser mordisqueados por sus dientes con frustración, de forma esperanzada mire con atención cuando entreabrió sus labios, mi corazón vibró de esperanza al pensar que ella salvaría a mi hermano, cuando ocurrió de nuevo, el brillo murió, sus hombros bajaron al igual que su cabeza y una vez más, como siempre, se quedó callada.

  Y en ese momento supe que yo no quería ser así, juré que nunca me volvería la clase de mujer que se deja pisotear, juré que nadie iba a someterme hasta perder el brillo y más importante aún, me prometí ser fuerte porque quería proteger a mi hermano como él lo hizo conmigo.

Yo comparaba a mamá con una hermosa flor que fue encerrada en una habitación sin sol y agua, una flor que se fue marchitando de forma lenta, sus pétalos fueron perdiendo el brillo y el color, donde antes hubo una hermosa y brillante flor hoy sólo quedaban los restos, una sombra de lo que un día fue y nunca volverá a ser.

  No pensé que rompería mi promesa tan pronto.

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  Las clases en la escuela eran aburridas y corrientes, Ethan decía que eran muy sencillas para una chica brillante como yo y que debíamos buscar una mejor escuela para mí porque yo era demasiado lista para ese lugar, cuando Ethan hablaba de esas cosas papá siempre lo hacía callar, decía que no iban a gastar todo ese dinero en una niña inútil como yo y que fuera a una escuela con niños ricos y pretenciosos, aunque, papá siempre consideraba todo lo que tuviera que ver conmigo como una pérdida de tiempo y está bien, yo no lo necesitaba, tenía a Ethan conmigo, además, para él yo solo era un constante recuerdo de que mi madre no siempre fue su sombra, de que ella un día también fue libre.

  Por alguna razón mientras caminaba y mi mente divagaba por diferentes temas llegó a mí el recuerdo de una noche de invierno de hace dos años.

  Me desperté en medio de la noche buscando algo caliente para beber en la cocina, la calefacción estaba fallando y mis mantas no estaban lo suficientemente abrigadas para mantener el calor. Evité con especial cuidado la habitación de Ethan, sabía que al verme con frío dejaría de usar sus mantas para entregármelas y yo no quería que él pasará frío esa noche, con especial cuidado camine hasta la cocina cuando escuché a mis padres hablando, o más bien, escuché como mi padre discutía mientras mamá agachaba la cabeza y su cuerpo temblaba.

—¿Dinero? ¿Quieres que te de dinero para esa niña?— Me encogí por el estridente tono de su voz al mismo tiempo que lo hizo mi madre, mi corazón latía a toda velocidad, ¿Debería seguir escuchando? —Tu y ese mocoso siempre están pidiendo dinero, mantener esta casa no es fácil, ¿Crees que voy a desperdiciar mi dinero en una escuela privada para esa bastarda?— Me congelé, mi padre solía ignorar mi existencia la mayor parte del tiempo, como si yo no fuera lo suficientemente importante para tener su atención, pero nunca me había llamado de esa forma.

—Cariño... Ella... Es muy lista, necesita ir a un lugar mejor— Su voz cada vez más temblorosa, parecía a punto de llorar, supe en ese momento que Ethan le había pedido que hablara con mi padre, ella nunca hubiera hablado con él sobre eso de otra forma —Es nuestra hija y...— Su voz se detuvo abruptamente al escuchar un fuerte golpe en la mesa.

—¿Nuestra hija?, ¿Nuestra? ¡ESA MALDITA MOCOSA NO ES HIJA MÍA!— Todo mi cuerpo tembló ante la revelación, por fin las piezas encajaban, su indiferencia, su asco hacia mí, yo ni siquiera era su hija, la ironía de esa revelación era impresionante —Ella vive aquí por mi caridad, no es mi sangre y no me importa si vive o muere, ¿Entiendes eso? Su educación, su bienestar, nada, absolutamente nada de eso me importa— Cada palabra era un puñal directo a mi corazón, tal vez yo ya lo sabía, pero escuchar que el hombre que te crío durante los últimos 11 años decía algo así de ti, dolió, dolió mucho más de lo que pueden imaginar —Así que ve y dile a ese estúpido mocoso que deje de meter ideas en tu cabeza, la bastarda se quedará en dónde está y no se hablará más de esto en mi casa, ¿Entendiste?— Ella retrocedió con miedo y asintió con la cabeza. Yo solo pude correr hacia el único lugar seguro para mi, Ethan.

  Aún con mi rostro lleno de lágrimas llegué a su cuarto, él se levantó apresurado por el ruido, vi cómo busco algo bajo si almohada, probablemente un arma, pero se relajó rápidamente al ver que solo era yo, pero sus facciones se distorsionaron con preocupación al ver mis lágrimas.

—¿Ava?, ¿Te lastimaste?, ¿Qué ocurre pequeña?— Su voz se volvió mucho más dulce como siempre que hablaba conmigo, no solíamos usar muchos apodos, pero siempre me trataba con especial delicadeza cuando sabía que yo estaba mal, mi hermano podrá ser frío o calculador con las demás personas, pero conmigo era una persona completamente distinta, pensé en decirle la verdad, pero una parte de mi tuvo miedo de que el dejara de quererme al saber que yo era hija de otro hombre, al enterarse de que yo solo era su media hermana, así que por primera vez en mi vida, le mentí.

—Solo tuve una pesadilla, ¿Puedo dormir contigo? Tengo frío— No sé si en serio me creyó o solo no quería presionarme, pero abrió sus mantas para mí. Y entre en su cama con rapidez, lo abrace con fuerza, con miedo de que él un día se despertara y decidiera que ya no era importante para él, que un día ya no me quisiera y lo abrace como si con ese contacto mis miedos fueran a desaparecer y así fue.

  Sacudí mi cabeza para alejar ese recuerdo, hace mucho que no pensaba en ese día, tal vez era por el clima, estábamos en otoño y esa clase de ambiente solía traer consigo muchos recuerdos.

  Llegué a casa como siempre y ahí estaba mi padre hablando con un hombre que nunca había visto, lo escanee con la mirada rápidamente, alto y fuerte. Debería estar en sus cuarenta o algo así, tenía tatuajes y perforaciones, se veía claramente como alguien peligroso, así que decidí seguir de largo hacia mi habitación. Cuando pase a su lado pude ver su mirada siguiéndome, lasciva y asquerosa, yendo desde mis piernas descubiertas por el shorts que estaba usando, subiendo hasta mi trasero, mi cintura y mi cara. Solo pude caminar más rápido hacia mi habitación y cerrar la puerta sintiéndome segura lejos de él.

  Estaba acostumbrada a las miradas de los hombres en la calle o a sus insinuaciones, supongo que a todas las chicas nos pasa en algún momento de nuestra adolescencia, aunque por muy frecuente o común que fuera esa clase de situación, no lograba acostumbrarme, me sentía incómoda y muchas veces molesta, ¡Podría ser la hija de muchos de esos hombres! Suspire con desgana y saque la laptop que Ethan me regaló, estaba trabajando en un nuevo proyecto, intentaba crear un programa que me ayudaría a meterme en los registros de la policía y modificarlos a mi conveniencia. Se que Ethan no quería que me involucre con nada que tuviera que ver con el negocio, pero yo quería ayudarlo de alguna manera y pensé que si hacía eso y él era atrapado en algún momento yo podría encontrarlo y manipular su expediente, intentaba poner todo mi esfuerzo en ese programa porque quería que quedara perfecto, pero la mirada en los ojos de ese hombre aún me estaba molestando, era inquietante y me producía un sentimiento de incomodidad que no había sentido antes.

  Escuché como intentaban abrir el picaporte de mi puerta, me extrañé, nadie entraba mi habitación a parte de Ethan y él siempre tocaba antes de entrar, después de un incidente que ocurrió hace años cuando entró sin tocar a mi cuarto mientras yo estaba en ropa interior.

  Mi padre abrió la puerta y dejo que ese hombre entrará a mi cuarto, entré en pánico en cuestión de segundos, yo vi la forma en que me estaba viendo, sabía lo que quería de mí, voltee a ver a ese hombre que me crío durante todos estos años con miedo, él no podía hacerme esto, tal vez no era su hija de sangre pero me vio crecer, él no podía lastimarme así, no podía odiarme tanto. Cuando mis ojos llenos de miedo se encontraron con los suyos no había nada, ni arrepentimiento, ni compasión, simplemente no le importaba. El cerró la puerta.

  Cerró la puerta.

   Y yo estaba ahí, débil e indefensa ante un hombre que fácilmente me doblaba en tamaño, ambos estábamos de pie y pude notar cuán grande era nuestra diferencia, mi cabeza apenas alcanzaba sus pectorales, nunca en mi vida me había sentido tan pequeña, tan indefensa y asustada. ¿Así se sentía mi madre?.

  El se acercó a mí y yo retrocedí, lo mire a los ojos esperando tal vez un milagro, deseando que se arrepintiera de hacerle esto a una chica de solo 13 años, que viera mi miedo y se fuera, pero no fue así.

—Eres tan linda... Tan pura y pequeña, ¿No quieres saber a qué juegan los grandes?— se acercó más a mí, ya no podía retroceder, mis piernas chocaban con la cama y sentí sus asquerosas manos tocar mi rostro con suavidad —Oh vamos, no me veas así. Si no te resistes haré las cosas más fáciles para los dos, ¿Si?— Estaba aterrada, mi corazón martillaba en mi caja torácica más rápido que nunca antes, mis ojos picaban y mi labio inferior comenzó a temblar junto al resto de mi cuerpo. Mi cerebro sólo podía procesar una cosa: Ethan.

  El... él me salvaría, ¿Verdad?, Él me prometió cuidarme, nunca dejaría que nada me pasara... Él...Él nunca me dejaría sola.

—E...Ethan— Dejé escapar miserablemente, un pedido de ayuda débil y tembloroso, pareció divertirlo de una forma más haya de mi comprensión.

—¿Tú hermano? Lamento ser quien te lo diga, pero Ghost no está aquí para ayudarte, no volverá en un rato— Su mano que antes trazaba mis labios bajo para sostener mi cuello con fuerza, repentinamente recordé a mi madre, tan débil y frágil, ¿Me convertiría en eso? Subí ambas manos con rapidez y con fuerza empuje la mano que sostenía mi cuello. Corrí hacia la puerta, pero... Estaba cerrada.

  Intente desesperadamente abrirla, rompería la cerradura de ser necesario, pero el me atrapó antes, manos fuertes y grandes me tomaron por el cuello privandome de oxígeno, me levanto con la misma facilidad con la que levantaría una pluma y me tiró a la cama, no me dejaba moverme, el miedo, asco y desesperación subían por mi garganta, mis lágrimas salían sin control al mismo tiempo que pateaba, arañaba y clavaba mis uñas dónde podía, nada lo hizo detenerse.

  Mis sollozos llenaron la habitación, lo único que salió de mis labios era el nombre de mi hermano, el único que podría salvarme, él único que me ayudaría.

—Ethan... Por favor... A...Ayuda— Pero mi hermano no llegó.

  Y me quedé ahí, sufriendo, sola.

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