“Para creerse infiel es preciso creerse amado.”
Jean-Baptiste Racine
El ritmo de vida de Mónica parece haber vuelto a su normalidad: ausencias constantes y desatención a Ana Luisa son cada vez más comunes, por lo que Mario está dispuesto a pedirle que se marche, mucho más ahora que María ha vuelto a remover sus emociones y desatar esa pasión que sólo ella logra provocar en él.
Mónica ese fin de semana, decide ir hasta la hacienda de Don Luís, a pesar de ya tener un nuevo amante, no deja de extrañar las caricias y pasión salvaje de Aristides.
Esa misma tarde, le dice a Don Luís que irá a montar caballo, eso es suficiente para que Aristides sepa que hacer y donde esperarla. Se encuentran como siempre en las caballerizas, él la abraza y besa con locura. La había extrañado todos esos meses.
Mientras él la desn