Capítulo 58

HENRY LINK.

Ángel decoraba la sala inflando globos color pastel. Le gustaba ese tono, por eso escogí ese color para ella.

Quizás, eso le haría bien.

Últimamente la veía muy decaída, había bajado de peso y se marcaban los pómulos de su rostro cada día más.

Sus ojos a veces estaban llorosos, mirando un punto fijo. Su cabello ya no estaba cuidadosamente peinado, le daba lo mismo y los tonos de su ropa no combinaban y meses atrás eso la alteraban. Supongo que se dio cuenta que la vida pasa por otro lado y que los caprichos son para mantenernos la mente ocupada.

Éramos dos adolescentes de diecisiete años solos, sin familia y con sus padres muertos que estaban por dar una fiesta (o mejor dicho, era mi fiesta) para ponerle algo de alegría a nuestra vida.

Me gustaba beber con amigos ¿por qué no hacerlo con toda la escuela y olvidarnos, al menos, por una noche, la tristeza?

—He escondido las cosas de valor en la habitación de mamá y papá. Está con llave—me dice, tras inflar un globo y soltarlo
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