La pasión que compartían era intensa y ardiente, pero sabían que debían ser cuidadosos para no ser descubiertos. Le gustaba a Summer su manera de mirar y cómo le comia el coño cada vez que se lo hacia.
Summer era hipócrita por acusar a su marido de serle infiel porque ella también lo hacia ahora si lo pensamos bien.
Se veían a escondidas en hoteles o moteles baratos, en los rincones más oscuros de la ciudad, donde nadie los conocía. Summer disfrutaba de la emoción y el peligro de lo prohibido, mientras que su chofer estaba más que feliz de satisfacer todos sus deseos y fantasías.
Sin embargo, el riesgo que corrían se hizo más evidente cuando un día, mientras estaban juntos en un motel, escucharon unos ruidos extraños que ignoraron.
La tensión y el miedo comenzaron a afectar su relación.
Summer se sentía cada vez más insegura y temía que su esposo la descubriera a pesar de que este había confirmado que estuvo viéndose con esa mujer que presentó en el restaurante, mientras que su chofer