Shirley, impresionada por las habilidades de actuación de Ada, sonrió. "El mérito de esto le pertenece a usted, vizcondesa".

"...". La expresión de Ada se congeló, pero cambió rápidamente a una mirada de inocencia. “No entiendo lo que está diciendo, señorita Brown. Hace frío afuera, debería entrar y hablar".

"Se lo agradezco, vizcondesa". Shirley le puso los ojos en blanco a Ada y miró a Cathy. “Vamos, Cathy”.

Esa fue la primera vez que Shirley llamó a Cathy por su nombre.

Cathy, todavía sorprendida, empujó a Cathy a la mansión.

Ada solo había invitado a Shirley a la casa porque sabía que Carter y Camille no estaban en casa en ese momento.

De lo contrario, ella no habría permitido que entrara esta persona "peligrosa".

Con aire de autoridad como anfitriona de la mansión, Ada le ordenó a los sirvientes que sirvieran té y postres a Cathy y Shirley.

"Por favor, disfruten. Los postres fueron elaborados por nuestro pastelero. Son comparables a los de hoteles de cinco y seis estrel