El mundo era una caja de sorpresas o eso era al menos lo que creía Dante, porque, aunque sus sospechas solo quedaban en sospechas, nunca pensó que estuviera tan acertado esta vez. Y su propio hermano era el protagonista.
-¿Y bien? ¿Quién de los dos empieza?- Dante estaba mortalmente serio.
Matías bajó la cabeza y apretó los puños tensando su cuerpo como todo lobo joven ante un alfa que parecía molesto. Una mano que se posó en su hombro lo reconfortó a pesar de que el dueño de esta no lo estuviera mirando. Dmitri lo envolvió con su olor sin importarle su estaba delante de su alfa y la madre del lobo joven.
Si debía defenderlo lo haría, pero no permitiría que este fuera regañado o golpeado. Ya había pasado por mucho de eso sin que nadie interfiriera por su bien en el pasado.
Matías era suyo
Lukyan ante la densa escena suspiró y agarró a Dante de la muñeca. Así no llegarían a ningún lado y lo menos que él quería era una pelea familiar.
-Amor, ven un momento conmigo- y antes de que Dante