*Punto de vista de Emrys*
Sin estar seguro de lo que me dolía más; si fueron las heridas de mi padre que me quemaron la espalda y acortaron mi respiración o la mirada de algo tan triste, tan indescriptible en los ojos angelicales de Celeste cuando entré a nuestra habitación esta mañana. Mantuve los ojos cerrados y respiré tranquilamente cuando escuché a mi pareja levantarse silenciosamente de nuestra cama y soltarse de mi agarre ligero.
Extrañé su toque suave y gentil en el momento en que dejó mis brazos.
Destellos de su bondad, de cómo limpió mis heridas sin palabras y me consoló suavemente hasta que pensó que me había quedado dormido bailaron en mi mente en silencio mientras la escuchaba tirar de las mantas hacia arriba y sobre donde una vez estaba acostada. Ella caminó alrededor de la cama, besó mi mejilla y se dirigió al baño; me veía tan impotente al volver a casa. Debería haberme quedado en mi lugar en el palacio, dejar que Ruby se quejara y gruñera por mi apariencia, y entrar