Blake y Stefan llegaron poco después y comenzamos a jugar como usualmente lo estábamos haciendo. Dado que últimamente no había intentado mejorar mi fuerza en el gimnasio de la casa, no había mucha diferencia en el último entrenamiento, a excepción de la cantidad de tiempo que pude soportar la pelea sin cansarme. Estaba solo esquivando golpes y de vez en cuando intentando dar un par, y sin ningún esfuerzo.
—Pequeña, ¿podrías tomarte esto en serio? Si sigues solo esquivando golpes y no intentas vencernos, esto se prolongará. Especialmente porque no hemos podido darte ni un solo golpe —comentó Blake, notando que no le estaba poniendo el empeño suficiente.