—Eres un descarado. ¿Ahora dirás que no es tu hijo? Que mal padre eres.
—No me hagas perder la poca paciencia que tengo, mi corderito. Tu necedad te va a llevar a provocarme.—No soporto que seas un infeliz. ¿Has visto la cara de ese niño, y sus ojos? ¿Aún te cuesta creerlo?— Akira suspiró molestó y sonrió.—No tienes que recordarme que el mocoso se parece a mí, es una puta molestia.—No puedo creer que estés hablando de un bebé así— traté de caminar a la cama con el niño, pero Akira me jaló el brazo.—Ese mocoso no es mi hijo, es el hijo de mi hermano.—¿Qué dijiste? ¿Tienes secuestrado a este bebé?—¿Ahora entiendes la situación, preciosa?—Eso no puede ser ciert