—Lo siento, no sabía que tenías un nuevo juguete.
—¿Quieres ver el nuevo juguete que tiene? Lástima que está entre mis piernas, pendejo— respondió Akira. Por Dios, otra vez él y sus malditos celos.—¿Se pueden callar los dos? Estamos hablando de algo muy serio, y ustedes dos están pendientes a otro tipo de temas innecesarios. ¿Por qué no se sientan y hablamos sobre lo que realmente importa?—Ya escuchaste lo que dijo la señorita. Baja tu actitud, jovencito, a Leiko no le gustan los niños ignorantes, estás perdiendo puntos con ella— comentó el oficial.—¿Crees que a mi mujer le va a gustar un viejo cerdo como tú? La actitud la tendrás que bajar tú, no sabes con quién estás hablando.—Parece que tú tampoco— sac&oacut