Capítulo 1

Capítulo 1

3 años después

El ambiente de la discoteca es bastante intenso y el calor que desprenden los cuerpos de las personas bailando a mi alrededor es sofocantes.

Muevo mi cuerpo al ritmo de la canción que suena en todo lugar y aunque amo bailar y disfrutar lo más que puedo de estos momentos, debo de decir que mi mente no se encuentra del todo tranquila. 

Hace 3 años mi vida cambió por completo y me convertí en madre de un hermoso niño, el cual esta noche está bajo los cuidados de mis padres. Los cuales insistieron mucho en que viniera a bailar para despejarme y así de ese modo pudiera disfrutar con mis amigas. Cabe mencionar que solamente dos de ellas se han mantenido a mi lado después de lo que sucedió, ya que el resto solamente eran personas falsas que me hablaban solo por conveniencia.

La verdad sabía que mi pequeño campeón estaba en muy buenas manos, debido a que mis padres lo amaban mucho y lo cuidaban mejor que yo. Aunque no por esto quiere decir que sea un desastre como madre, pero después de haber quedado embarazada mi vida se convirtió en un completo caos. Yo era una chica joven he inexperta y el padre de mi bebé jamás quiso hacerse cargo, lo que me llevó a convertirme en madre soltera y padre para mi pequeño.

Luego de que le contara a Esteban sobre mi embarazo, el muy desgraciado se fue del país con ayuda de su familia. Los cuales muy cínicamente me dijeron que este se había ido de vacaciones y después de eso jamás lo volví a ver. Algo que a estas alturas de la vida ya ni siquiera me importa porque lo mejor que me pudo haber pasado fue que desapareciera. 

Por muchos días les oculté a mis padres y a mis dos hermanos varones lo de mi embarazo. Sin embargo, luego de que tuviese un desmayo repentino en casa y de que estos me llevaran al hospital. Se enteraron por un doctor de lo que me sucedía y aunque al principio me reclamaron por no habérselos contado, en cuanto supieron todo lo que me había hecho Esteban no dudaron en darme su apoyo.

Aún recuerdo las horas dolorosas que pasé antes y después del parto, pero todo eso quedó en el olvido en cuanto vi la hermosa carita de mi hijo. Además, agradecía a mi padre por haber estado a mi lado en ese momento tan difícil, ya que él me apoyó justo cuando sufría horriblemente pariendo para traer a mi hijo al mundo.

Después de bailar y de sacudir mi cuerpo por toda la pista, le digo a las chicas que voy por un trago y estas solamente asiente con la cabeza dejándome ir.

– ¿Qué te sirve preciosa? – me pregunta el batman, quién debo reconocer es bastante guapo, pero a decir verdad no estoy interesada en hombres.

– Quiero una botella de agua natural con limón, por favor – le digo y este me ve de manera rara.

– ¿En serio que solo quieres eso? – me vuelve a preguntar en un tono un poco más alto, ya que han subido la música.

– Sí, en serio. Solo quiero eso.

Al parecer al batman no le hizo mucha gracia mi pedido, pero aun así no le tomé importancia. Digamos que no me gusta tomar alcohol y aparte después de lo que me pasó hace años con Esteban mucho menos. Por lo tanto, solamente saco mi celular de mi bolso y reviso para ver si hay algunos mensajes de mi madre o de papá. Necesito saber como está mi pequeño, pero hago una mueca al ver que ninguno se ha dignado en pasarme tan siquiera un mensaje.

Levanto mi vista del celular en el momento en el que mi vaso con agua y limón es puesto delante de mí y le sonrío al batman extendiéndole un billete. No quiero que piense que porque voy a beber solamente agua no se lo pagaré.

Tomando mi bebida y viendo por donde están las chicas, me da gusto ver que no están dentro del tumulto de gente, sino que están en una esquina acomodadas con una mesa. Teniendo el espacio suficiente para bailar y que nadie se me arrime, no me gusta mucho el contacto con desconocidos porque no sabes nunca lo que puede llegar a pasar.

Cuando camino en dirección hacia ellas y estoy a punto de llegar, de la nada soy detenida por un golpe que recibo en mi trasero. Al parecer algún idiota quiso hacerse el de las manos larga, pero como soy una mujer que no se deja de nadie no me quedo tranquila. 

Rápidamente me giro para ver quién ha sido el imbécil que ha azotado mi trasero y en cuanto lo tengo enfrente solamente dejo caer mi mano sobre su mejilla. Algo que obviamente lo tomó por sorpresa, pero más sorpresa se llevó cuando le lancé mi vaso con agua en su cara.

– En tu vida vuelvas a tocarme imbécil o te juro que te partiré la mano en miles de pedazos. Ningún maldito idiota tiene derecho a ponerme un dedo encima y mucho menos de esa manera – digo furiosa y en alta voz haciendo que algunas personas me vean.

El hombre que ha azotado mi trasero y que aún está estupefacto por mi reacción. Solamente me mira como si hubiese visto un fantasma o como si yo estuviera loca. No obstante, que ni crea que porque llevar un traje caro de esos de oficina y tenga su barba perfectamente recortada voy a dejar que me manose a su antojo. Bien dicen que las apariencias engañan y aunque él luzca como un maldito hombre con clase, no es más que un depravado manos largas.

– ¿Pero tú estás loca? – me pregunta luego de salir de su asombro.

– No, no estoy loca. Solamente que no me gusta que imbéciles como tú me pongas la mano encima. Así que si no quieres terminar en el hospital con tu mano rota será mejor que no lo vuelvas a hacer.

Un duelo de mirada se formó entre nosotros, pero ni siquiera di mi brazo a torcer frente a él. No soportaba ese tipo de hombres que hacían esas cosas porque así mismo se comporta Esteban conmigo antes de dejarme abandonada y embarazada.

Mi noche ahora se había arruinado por completo debido a lo sucedido con ese hombre, así que luego de caminar hacia la mesa en la que se encontraban las chicas y de despedirme de ellas. Decidí salir de ese lugar cuanto antes, necesito coger aire y dentro de este sitio no podría hacerlo.

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