Mundo ficciónIniciar sesiónSólo hizo falta una noche lluviosa para poner su mundo patas arriba y cuestionar su convicción sobre el error de enamorarse, pero nada es seguro sobre todo cuando tiene a un hermano que nunca se rinde y hace lo posible por hacerlo cambiar de idea cueste lo que cueste.
Leer másPróximamente publicaré la siguiente parte de la novela y tiene como título “Enamorada de un amnésico". Gracias por llegar al final de esta primera parte, espero que les haya gustado.Aquí les dejo la sinopsis de la proxima parte:HermanosHarris #2Solo tuvo que disfrutar de una noche apasionada en la que se hicieron promesas para acabar perdiéndolo antes de que se cumplieran dichas promesas.El destino estaba siendo muy cruel.Ahora le quedaba confiar en el amor que una vez se confesaron y luchar por recuperar aquello que pudo haber sido y no fue aunque fuera en la otra punta del mundo, porque cuando se ama de verdad no importan las distancias.
Cuando se lo dejó y se fue, Daniel dio vueltas por la habitación, de pronto estaba tenso y necesitaba algo para relajarse. Se quitó la chaqueta y la echó en la silla. Junto a la cama había una mesa con una botella de champán metido en un cubito de hielo. Se acercó a ella y descubrió que junto a ella también había un bol con fresas y un bote de chocolate caliente, ¿Qué se suponía que tenían que hacer con eso? Cogió un vaso y se sirvió champán.Salió Sídney del cuarto de baño, pero llevaba una bata blanca atada a su cuerpo, se acercó a él cuando vio todo lo que había en la mesa.—¿Y todo esto? —dijo sentándose al borde de la cama y cogiendo el bote de chocolate. — ¡chocolate! —Daniel recordó que la gustaba. Bebió de él. —está rico.—También hay fresas. —mencionó él. Ella lo miró sorprendida. —¿qué? ¿Significa algo?—No tiene por qué significar nada. —cogió una fresa, lo bañó de chocolate y se lo llevó a la boca. —me encanta, tienes que probarlo, él se sentó junto a
Acompañaron a Eduardo hasta el lugar reservado, no se encontraba muy lejos de allí. Olivia iba en el mismo auto que los recién casados. Eran ya las ocho de la noche.—¿Sabes? Una vez ella me llamó para decirme que te extrañaba cuando te fuiste de la universidad.—De eso hace mucho. — dijo sorprendido Daniel.—Olivia ¿puedes callarte de una vez? Por cierto, ¿Por qué apareciste acompañado de Nicolás?—Nos encontramos en las escaleras. —se acomodó y se cruzó de brazos.—No me digas. ¿Y decidisteis llegar corriendo y sudando juntos?—¿A qué viene tanto interrogativo?—¿Puedo pedir que se calmen por favor? —Sídney suspiró y se relajó.—Lo siento cariño. — Daniel le sonrió y aparcó donde lo hacían los demás.Entraron en el local reservado solo para ellos. Estaba todo bien ordenado, había bebidas y alimentos y gente uniformada encargada de servir. Habían dejado un gran espacio libre en el centro de la sala y los invitaron a abrir el baile. Eduardo hizo un
Sídney se puso el vestido, le quedaba perfecto y a un lado estaba abierto dejando ver parte de su pierna. Se maquilló moderadamente, recogió su pelo en un moño decente y se puso unos tacones negros al igual que su monedero. Le tomó tiempo terminar de arreglarse y era normal, no todos los días se casaba una.Salió de la habitación y se encontró a Daniel apoyado contra el muro que daba al salón con los brazos cruzados, parecía que llevaba tiempo esperando. Él estaba ya listo con su traje impecable, él alzó la mirada y la vio.—¿Te he hecho esperar mucho? —preguntó preocupada.—No importa, —se incorporó y se acercó a ella. —ha valido la pena. Estás preciosa. —ella se ruborizó y sonrió.—Gracias, tú también, solo…—¿Qué? —preguntó mirándose. Ella elevó la mano y le quitó el lazo.—No necesitas esto, estás perfecto así. —él sonrió.—Lo que quiera mi futura esposa. ¿Nos vamos? —ella mantuvo la mano en el cuello de su camisa e hizo lo mismo con la otra mano. Ahora podí
Cuando Sídney se despertó estaba sola en la cama, Daniel no estaba a su lado. Se habrá despertado temprano, pensó. Se levantó de la cama y salió de su habitación para ver si él había salido. Estaba en el salón de espaldas hablando por teléfono, entonces se acordó de la conversación que tuvieron en la noche ¡iban a casarse hoy! La idea la puso de nuevo nerviosa, estaba feliz, pero también nerviosa.Daniel finalizó la llamada y notó su presencia, se volvió para verla.—Buenos días —. Saludó ella.—Muy buenos días. —se acercó a depositarla un beso en la mejilla que la estremeció. —¿has dormido mejor?—Sí. —contestó feliz, era agradable tener a Daniel de pareja cariñoso.—Estaba hablando con mi padre, estaba insistiendo en encargarse del arreglo de la ceremonia y no tuve más remedio que permitírselo.—Tal vez quiere sentirse mejor por lo que hizo.—Al fin y al cabo, es mi padre. Prepárate, saldremos a desayunar fuera y después iremos a buscar la ropa para la c
Aquella tarde después de salir del despacho de su padre enfadado se había ido a la playa, donde estaba el rancho y donde estuvieron hacía casi una semana. Siempre se iba allí cuando estaba enojado y quería tener las ideas claras. Cuanto más lejano estuviera el lugar de todos mejor. No era de esas personas que tomaba decisiones cuando estaba enojado, prefería meditar primero en la situación para luego actuar y es por eso que se alejaba. De verdad habría preferido enfrentarse a sus padres de una vez, pero odiaba arrepentirse y ahora no iba a ser la excepción. Estar así de lejos le impedía salir corriendo a enfrentarse a los que le habían hecho daño, estando allí podía tomarse su tiempo y pensar mientras se relajaba y tomaba una decisión que considerara razonable.Estaba de pie con la mirada frente al mar, al horizonte durante un par de horas y de vez en cuando se llevaba la mano a su pelo frustrado, no entendía cómo había podido suceder todo eso. El enfado no se iba tan
Último capítulo