Capítulo 42. ¡Abre la puerta!
—Debes desinfectar esa camilla, su sudor está impregnado en ella —le exigió Aurora a la masajista, ignorando a Valentina.
—Esa fragancia es para personas corrientes— rezongó Aurora arrugando la nariz, percibiendo como la fragancia a lavanda flotaba en el aire.
—¡Cámbiala! Y lávate las manos, no me vas a tocar sin desinfectarte después de haber tocado un cuerpo celulítico.
Aurora, con su porte altivo y su expresión de desdén, miraba a la masajista con los labios apretados y una ceja enarcada.
Evelyn negó, provocando que su cabellera color chocolate, con algunas hebras plateadas, se balanceaba suavemente con cada movimiento, y una sombra de molestia cruzó su rostro.
Nunca le había agradado la actitud de superioridad de Aurora, y muy en el fondo de su corazón de madre, no deseaba que esa mujer volviera a ser su nuera.
Valentina, tratando de cubrirse al levantarse para que esas dos mujeres tan detestables no la vieran en bikini, finalmente no pudo evitarlo. Se movía con torpeza, su