La acarició con la mirada al entrar al comedor y verla sentada junto a Bastián. En su mirada no había compasión, solo había amor.
El había permitido a Catalina entrar en el santuario de su corazón¿Por qué a ella?¿Que tenía esa mujer diferente a las demás?¿Cómo fue que derribó su barrera, rompió su armadura, sin que él se diera cuenta y sin darle tiempo de correr?¿Cómo podría continuar con su vida ahora que la había encontrado?
Catalina lo miró y su boca le regaló una sonrisa.
De pronto observó a Martin que llegó dando grandes pasos junto a ellos.
—Te necesita Frank—indicó Martin.
—¿Está aquí?—interrogó Julián
—En tú oficina, te espera.
—Voy, permiso —dijo dirigiendo la mirada a Catalina.
Hicieron su entrada Valentina y sus hijos, se habían ido y desde el día anterior estaban de vuelta en el Resort. Esta vez solo iban por una semana.
—Hola Cat¿puedo decirte Cat?—preguntó Julieta, de pie junto a ella, apoyando un