Ese recuerdo colapso mi mente en un instante.
Kiara me miraba expectante, llena de rencor, y eso me atemorizaba, porque después de que supiera la verdad me odiaría, aunque lo hicimos por su bien, lo hice por permanecer su sueño vivo y ahorrarle un gran sufrimiento.
Me puse en sus zapatos, en los de amor y bueno, estos son los resultados…
-Habla de una vez que no tengo toda la tarde, debo ir a buscar a mi hija.
Respire profundo.
“Su hija”
“Nuestra hija”
-Me voy…
-Espera- le dije y una lagrima rodo por mi mejilla-, lo que debo decirte es grave y tal vez me odiaras, pero quiero que sepas que lo hice por amor, porque no quería verte sufrir y además, anhelaba tanto como tu ser padre.
Su expresión paso del enojo a la confusión.
-Si me estas mintiendo para tratar de faltar tu infidelidad con esa mujer…
-Ojala fuera una infidelidad –me altere-, no se trata de eso jamás te engañaría, eres el amor de mi vida el regalo más grande que Dios me ha dado. ¿Por qué no lo ves?
Sus ojos se cristalizaron