(Al día siguiente)
Recibir un nuevo día a punta de besos y caricias, no fue una opción esta mañana, y es que las obligaciones ganaron la batalla haciendo que nos levantáramos de la cama con prisa y nos arregláramos rápidamente para ir a nuestros trabajos. En mi caso tengo un horario que cumplir porque soy simplemente una empleada más, y en el suyo fueron las reuniones pactadas lo que provocaron que saliera pronto del ahora “nuestro” hogar.
—¡¿Y esa sonrisa?! — me pregunta Cintia cuando nos cruzamos en el pasillo donde están nuestras oficinas.
—Cosas buenas que ocurren de vez en cuando— me limito a responder sin poder ocultar mi felicidad mientras voy entrando a mi oficina y escucho su risa a lo lejos.