Después de darse un baño que la había renovado, Emilia se dirigió a la habitación de Dante a
esperar a que despertara.— Agua.
Emilia escucha la voz ronca y bajita de Dante, ella se da la vuelta y se acerca para darle un poco de
agua a tomar.— ¿Emilia?— Dante estaba confundido sus últimos recuerdos eran entre el fuego y la
desesperación por liberar al niño de un destino horrible si se mantenía entre ese infierno. — ¿Elniño?— Tranquilo Dante, el niño está bien gracias a ti.Dante intentó moverse para estar más cómodo, pero una ráfaga de dolor lo atravesó desde el
hombro al resto del cuerpo.— ¡Ah!— gritó sorprendido.
— Tranquilo, no te muevas, recuerda que estas herido.Él se veía ca