Dante estaba a punto de decirle quienes eran, confundido al ver la cara de sorpresa tan real que tenía Emilia en ese momento.
- ¡Cariño!- gritó don Carlos emocionado al verla ahí,- ¿por qué no entran? -dijo mientras bajaba los escalones con cuidado de no caerse con las prisas, Emilia sin pensarlo se acercó a ayudarlo, tratando de disimular el enojo que la consumía.
- Con cuidado, no se vaya a caer.- le dijo al mismo tiempo que lo tomaba por un brazo para ayudarlo a bajar.
- No podría- dijo serio- y arruinar nuestra primera cena juntos, ¡jamás!- declaró solemne- me encanta que hayas podido venir, estaba desesperado- le dijo al mismo tiempo que volvían a subir las escaleras, sin soltar su agarre.- Espero te guste la cena, la preparé a ciegas, mi nieto es un desobligado y no me dio ninguna indicación de que te gustaría comer- volteó a verlo molesto- pero no te preocupes ya me encargaré yo de conseguir esa información.
Emilia solo sonrió, el señor Carlos se veía desesperado por colmar