Dante abre los ojos intenta moverse al mismo tiempo que trata de enfocar su vista la cual tenía borrosa para descubrir que se encuentra amarrado.
— Por fin despiertas, parece que le agarraste amor a estar dormido— Angulo salió de entre las sombras que hacía un montón de cajas que los estaban rodeando en la bodega.
— ¿Dónde está Damián?— preguntó Dante preocupado.
— El niño está bien, no te preocupes, si te fijaste no le hicimos nada.
— Ya déjalo pues ya estoy aquí, ¡libéralo!— Dante quería asegurarse que Damián estuviera fuera de peligro.
— No,— dijo firme el hombre— aquí no eres el presidente de nada, aquí tú no indicas nada, aquí eres solo un pobre rehén.
— ¿Qué es lo que quieres?— Dante estaba nervioso, deseaba saber qué era lo que quería ese hombre para poder liberarlos, deseaba regresar con su amada esposa.
— ¿Qué es lo que quiero?— repitió Angulo — ¿de querer? no quiero nada, deseo, que es diferente, deseo estar libre, deseo estar cómodo y para eso necesito deshacer