Llegué al lugar en donde creía estaba su cuerpo, no pude evitar arrodillarme y tocar con mi mano derecha aquellas palabras
Maximiliano petrova
Padre, hijo y amado esposo
Las lágrimas nuevamente rodaron por mis mejillas una tras otra.
Si él no está aquí entonces quién diablos está enterrado en esta tumba?
¿A quién lloré durante 3 años?
¿Quién diablos enterré?
¿O es que acaso hay una tumba vacía aquí y solo le lloraba a la nada?
Todavía no entiendo cómo Maximiliano pudo ser tan desalmado y no pensar en mí
No me importa cuáles fueron sus excusas para mí son excusas baratas y puedo tomar el teléfono llamarme y decirme que estaba bien que no me preocupara y que en algún momento volveríamos a estar juntos
Hubiese preferido esperarlo 3 años pero saber que estaba bien que llorar durante todo ese tiempo
Tomé el teléfono que estaba en mi bolsillo y lo marqué a Santiago
— Hola, voy camino a tu oficina ¿Desayunamos juntos?
— estoy en el cementerio
— Lara ya hemos hablado sobre el tema