Narrador Omnipresente
Kim, respira profundo mientras implora que no sea producto de su imaginación, sin embargo, el hombre que da la espalda a la pantalla, se gira quitándose el sombrero y quitándose el saco, para que pueda ver su sonrisa triunfante.
Rápidamente, Kim corre hacia su habitación y con lágrimas en los ojos, comienza a golpearlo por el susto que acaba de darle. Alessandro, había querido darle una lección a su esposa por no responder a sus llamadas y solo darle un simple mensaje.
Pero, el castigo era más que todo, por salir tarde del trabajo, cuando el peligro asechaba. Un peligro llamado Yocelyn.
— Eres un malnacido, Alessandro Delacroix. ¡Me acabas de dar un susto de muerte!
Alessandro toma a su esposa de las manos y rápidamente, la hace retroceder hasta que la lanza a la cama y se sube encima de ella, inmovilizando sus manos.
— Señora Delacroix, ¿has olvidado tu lugar? ¿Crees que yo voy a permitir que todos los días me digas: “hablamos después, estoy ocupada”? — pregunt