Dereck la miró con una frialdad que la hizo estremecer.
—No puedes tener eso. Ya no tengo corazón. Te lo dije una vez: fui traicionado por la mujer que más amaba.
Paola apretó los puños, luchando por contener sus emociones, pero su voz salió llena de determinación.
—Yo también fui traicionada, Derec