Al día siguiente, Dereck había vuelto a ir a casa de Paola, pero no la encontró. Inmediatamente marco a su celular sin saber que ella se encontraba en el jardín lejano de la casa.
—Dereck. —Ella respondió.
—Paola, estoy en tu casa. ¿Dónde estás?
—¿Ahora soy yo la que te tiene que dar explicaciones? —Paola no quería saber más de él. Le dolía el corazón con todo lo que le estaba pasando.
Hubo un largo momento de silencio entre los dos adultos. Finalmente, Dereck rompió el silencio:
—¿Realmente ya no me amas?
Paola no dudó ni un segundo antes de responder:
—Ya no te amo.
Las palabras de Paola golpearon a Dereck como si lo hubieran apuñalado en el corazón. Ella parecía una persona completamente diferente.
—Entonces, no deberías intentar evitarme. ¿Puedes venir a casa y demostrarlo? —preguntó él, casi con desesperación.
Paola frunció el ceño ante la propuesta de Dereck. ¿Pensaba él que ella era una tonta enamorada?
—De acuerdo, espera —respondió Paola, sin titubear.
Dereck, sorprendido de