44. El plan de Aldo
Serli miró a Aldo con una mirada triste, sus ojos llenos de lágrimas frenando la carga que había estado cargando durante demasiado tiempo.
La brisa nocturna soplaba suavemente desde la ventana abierta del café, sacudiendo suavemente su cabello suelto. A lo lejos, las luces de la ciudad parpadeaban, como si sintieran una emoción que no podía expresarse con palabras.
"Tengo que conseguir que Alan se case conmigo inmediatamente, Aldo", susurró, con voz ronca, casi como el susurro del viento. "Sin embargo, cuanto más llegué aquí, el hombre se preocupaba más por Sandra. Ni siquiera se dio cuenta de que había estado esperando todo este tiempo, Aldo... Le di mi tiempo, mi corazón y mis esperanzas. ¿Pero qué obtuve? Sólo promesas que se fueron posponiendo y ojos que comenzaron a evitarlo".
Aldo lo miró profundamente, con el pecho apretado. Sabía muy bien cómo se sentía Serli. El hombre sabía cuán sincero era su amor por Alan, aunque ese amor nunca fue completamente correspondido. Pero lo que