Por otra parte, en cierto automóvil se podía notar que el ambiente era algo incomodo, ya que Scott aún se sentía algo triste porque no probo del gelato y Karen se estaba regañando de forma mental porque igual estaba sufriendo por no haberlo probado.
En ese momento Scott se encontraba manejando de regreso a la ciudad mientras suspiraba con tristeza.
- Ya deja de hacer eso – le regaño Karen, ya que se estaba cansando de escuchar esos suspiros llenos de tristeza.
- Pero… es que el gelato… - lloriqueo Scott – eres cruel, nos podíamos habernos quedado.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque no y ya deja de quejarte – indico ella frunciendo el ceño - o te arrestare.
- No es justo, ¿porque tu si puedes comer dulces y yo no?
- A mí no me gustan los dulces.
- Mentirosa… - murmuro Scott.
- ¿Qué dijiste? – le reclamo enojada la rubia platinada.
- Lo que escuchast… ¡auch! - empezo a decir Scott, pero interrumpió su queja al recibir un golpe en su brazo cortesía de las esposas de la rubia platinada