James
Sus brazos se aferran a mi cuello y tomo su cintura para pegarla a mí y profundizar el beso de la manera correcta. Hasta perder nuestra alma fundida en la del otro. Su suspiro me envuelve y muerdo su labio un poco para soportar tener que dejar ir el dulce sabor de su boca vivaz.
La miro a los ojos y recojo el cabello de su cara.
—Ese anillo te pertenece y te estará esperando hasta el día que lo decidas. No perturbes tu mente por cosas sin importancia. Ahora vuelve adentro y disfruta de la reunión. Te esperaré en nuestro apartamento.
—Dar este paso contigo es muy importante para mí. Me has dado la familia que siempre deseé tener.
—¿Entonces?