Lilith se mordió los labios.
Sus dudas sobre ese hombre crecían día a día, pero no sabía que él lo había notado. En la superficie, nunca había hecho nada para lastimar a Scarlett, pero toda la misteriosa niebla que lo rodeaba estaba activando demasiadas alarmas en ella como para ignorarlas.
—Dijiste que te preocupas por Scarlett, y tu equipo médico sigue diciendo que necesita establecer conexiones saludables con las personas, pero ¿cómo puede ser saludable cuando la haces depender cada vez más de ti, sin que siquiera sepa quién eres? —Le exigió Lilith.
—Una preocupación legítima. —Silco no pareció ofenderse, pero sus preguntas eran tan afiladas como cuchillos—. ¿Sebastián Knight comparte esta preocupación?
Lilith abrió la boca, sorprendida. No quería admitirlo, pero era realmente difícil mentir, en especial si quería tener éxito frente a ese viejo zorro.
El hombre al otro lado de la línea volvió a reír.
—¿Fue él quien se acercó a ti, o fue al revés? —Preguntó de repente, y Lilith sinti