Cap 72. Esperanza
La muerte de su madrastra aún flota como un susurro entre las estancias del palacio. Aunque Eleonora ha logrado soltar el peso de aquel pasado, el duelo aún la acompaña en el silencio de la noche, en el crujir de la madera al caminar, en los días que parecen más lentos de lo habitual. Pero la vida tiene sus propios designios. Y, a veces, cuando menos lo esperan, los ciclos se cierran con una promesa de luz.
Una mañana cualquiera, Eleonora se despierta con un cansancio extraño. No es abatimiento por la pérdida reciente, ni siquiera la melancolía que le ha rondado. Es algo diferente. Más físico. Su cuerpo, por lo general ágil y dispuesto, se siente más pesado. La boca le sabe metálica. El olor del té de hierbas le revuelve el estómago y el aroma del pan recién horneado, que siempre le ha encantado, la obliga a cubrirse la nariz.
Al principio no le da importancia. Se lo atribuye a los días difíciles que ha vivido. Pero pasan las horas, y cuando sube las escaleras de la biblioteca siente