Cuando entró en la mansión de la familia Romanov, entre risas con Ivan y Nikolai, Sacha pronto se olvidó de la comida o las primeras intenciones que tuvo cuando llego a ese lugar, pronto enfocando su mirada en otro lugar de la sala, perdiendo su sonrisa y luciendo algo triste de repente.
Dejando de sonreír y notando como el carácter de su amigo había cambiado, Ivan lo miró y le dijo: “Esta bien, puedes ir…”
Confundido, girándose para ver a Ivan, Sacha preguntó: “¿Qué?”
“Está bien, te dije que podías ir, sé que ella te está esperando… Anda, ve con ella, yo le diré a Luka que no se preocupe”.
Bajando la mirada, Sacha asintió suavemente con la cabeza, aun dudando sobre alejarse o no de Ivan y Nikolai.
Desde el día anterior, Sacha había estado deseando el momento en el cua