Hugo siempre había sido una persona calculadora. El único motivo por el que había pasado hackeando era porque creyó que el jugador en la mejor posición en PUBG era un joven pobre e inconsecuente.
«¡El que mucho abarca, poco aprieta! Así me fue».
Después de un momento de silencio, el empleado de la empresa le advirtió:
— Será mejor que nos des cada centavo que tengas o haré que tu vida sea un infierno.
—N— no tengo dinero —tartamudeó Hugo con miedo.
—¿Eres un pobretón o algo así? ¡Ja! ¡Despídete de tus piernas entonces!
La llamada terminó de forma abrupta, dejando a Hugo abatido sin entenderlo rápido que todo había empeorado.
«Nunca hubiera desafiado al jugador mejor posicionado, de saber que todo iba a terminar así».
Ya no podía darse el lujo de arrepentirse. Hugo sabía que tenía que comenzar a juntar dinero para la indemnización.
«Dinero…». Examinó la sala de lujo en la que estaba. «No tengo dinero, pero los Ponce tienen de sobra. Estoy seguro de que no se darán cue