«¿Qué pasó?».
Al momento siguiente, Sebastián vio a su «Gatita» ayudando a una anciana en el crucero. La gatita parecía haber percibido algo y su mirada se posó en Sebastián, quien estaba a cien metros de distancia. Antes de que este pudiera reaccionar desde su helicóptero, Belén le hizo una señal a escondidas cuando Doris no estaba mirando. Aunque Sebastián no era del distrito imperial, el gesto del dedo del medio tenía un significado universal. —¡Ja, ja, ja! — En lugar de mostrarse furioso, Sebastián río a carcajadas. «Párese que mi gatita ha desactivado la bomba. Esto se vuelve cada vez más interesante» Se dio la vuelta y, a través del auricular del helicóptero, indicó al guardaespaldas: —Vámonos. Y averíguame todos sus datos. El helicóptero se detuvo en el muelle durante otros dos segundos antes de partir. Como si no hubiera visto nada, Belén le recortó con suavidad a DorisNoemí me dio con la palma de la mano esa gran herida con la forma de ciempiés. Medida desde la muñeca hasta la punta de los dedos. No podía imaginarse cómo Belén era capaz de coser un corte tan espantoso sin mutarse, ya que al solo verla ella se le erizaba la piel. Al mismo tiempo, también sintió pena por ella. Cuando miró a Natalia, descubrió que, aparte de estar más pálida que antes, no tenía ni una sola mueca. «¿Por Dios? La verdad es que las dos son muy valientes». Después de que Belén le curara con cuidado cada una de las heridas, la ayudó a ponerse una nueva muda de ropa suelta y cómoda. Sin embargo, cuando ya había terminado, la espalda de Belén estaba toda resbaladiza por su propia transpiración. La mujer volvió a mirar a Noemí con el mismo grado de temor que antes, quizás porque no confiaba en nadie más que en Daniel. Incluso, la confianza que tenía en Belén parecía provenir de la confianza que le tenía a él. Noemí se dio cuenta de la desconfianza de ella, entonces
Santiago le lanzó una mirada tranquilizadora a Belén antes de dirigirse a su madre. —No estás bien, madre, y por eso no tienes apetito. Aun así, deberías al menos intentar comer algo. Por la persuasión de Santiago, Doris logró consumir algo, pero perdió el entusiasmo por completo después de comer el cuarto bocado. — Suficiente. No quiero comer más. Con un suspiro, Santiago le indicó a Belén que se fuera. Ella asintió antes de irse. Nadie se dio cuenta de la sonrisa maliciosa reflejada en el rostro de Belén. «Por supuesto que está horrible». Tenía un motivo para hacer la deliciosa cuando estaba en el campo. Ya que la situación no lo ameritaba, ¿por qué haría el esfuerzo? ¡No es como si fuera la cocinera personal de Doris! Sin embargo, Santiago no iba a sospechar que había algo extraño, porque, ¿cómo se le iba a ocurrir que una hija obediente y buena como ella albergaría tanta malicia? Aparte de Daniel, no tenía el deseo de pasar el resto de su vida haciendo ravioles para nad
Por otro lado, en el borde de una piscina impoluta de color aguamarina, un hombre muy atractivo con bañador floreado y solo una toalla encima del torso estaba recostado de forma relajante en la reposera. A su lado, había una mujer con un traje de baño llamativo. Le sirvió un mojito al cual el hombre le echó un vistazo, pero lo dejó sin tocar. La mujer era recelosa y sabía que no debía ponerse cariñosa. Por lo tanto, regresó a la piscina donde jugueteó con otra mujer vestida con ropa reveladora similar. Mujeres, traje de baños y piscinas eran la fantasía de muchos hombres, pero la atención del hombre parecía estar en otro lado, como si estuviera completamente impasible con todo a su alrededor. Fue en ese momento, que un hombre rubio vestido de negro se le acercó. El hombre por fin levantó la mirada y frunció el ceño por el atuendo de su compañero. —Luces, como una rata morena vestido de esa forma, kaden. La rata morena se rio. —Voy a salir más tarde, Así que tengo que mantener u
Como los medinas eran de Libernía, Belén tal vez iba a terminar asentándose ahí al final. Así que tendría más sentido para ella quedarse en algún lugar familiar en caso de regresar. Diego interpretó eso de otra forma, y su voz tembló mientras sentía un escalofrío por la espalda. — Esa futura pareja tuya. Creo que no deberíamos hablar con tanta anticipación. Además, ni siquiera se han acercado lo suficiente como para comenzar una relación, muy diferente. «Sin mencionar que son diferentes estilos, incluso su sexo no tiene compatibilidad». Desde luego, no se oponía a las parejas del mismo sexo, pero le parecía inaceptable cuando se trataba de él. Diego estaba alarmado, tanto que tenía la frente cubierta de sudor. No quería perder a un amigo como Daniel, pero simplemente no podía aceptar tener que convertirse en su pareja. Mientras no paraba de pensar en tratar de encontrar una forma para sobrellevar esa conversación, escuchó a Daniel llevarse un dedo a los labios y hacerlo call
No más juego del gato y el ratón. En esa oportunidad enfrentaría a Daniel en un duelo de muerte, ya que cuando sucedió la venganza solo podía saciarse con sus propias manos. El teléfono que tenía en el bolsillo comenzó a sonar de forma inoportuna. Quiso sacarlo y rechazar la llamada, pero encontró un motivo para no hacerlo cuando vio que la llamada era del distrito imperial. No obstante, respondió. La persona al otro lado de la línea lo llamó por su nombre antes de continuar. —Acabo de recibir noticias de esos tontos inútiles. ¡Belén está viva! —¿Quién es Belén? Eludió el hombre, ya que no sabía quién era Y quién llamaba, se molestó aún más. — Esa es la mujer que infiltró nuestro sistema y nos obligó a abandonar toda la isla. —¿Cómo? — Ya hemos puesto muchos explosivos en el crucero en el que estaba, pero el barco no explotó cuando salimos. Cuando envié a alguien a investigar, descubrimos que habían cortado los cables — dijo con brusquedad, el otro lado de la línea. A esas
Una vez que Daniel firmó el papel bajo el nombre de Eduardo Santos, Martín puso el contrato en el maletín con cuidado y delicadeza. — Para el proceso de pago, necesita proveer documentación adicional y podremos ayudarlo a completar el resto. En menos de una semana, esta casa será suya. Como las pinturas y la colección de vino de la antigua dueña todavía están aquí, tal vez necesitaremos algunos días para sacarlos antes de que sea posible que se mude. Daniel le agitó la mano de una forma amistosa. —Está bien, no tengo apuro, así que puede entregarme las llaves cuando haya terminado de empacar. Eso dejó a Martín eufórico de alegría. «Este cliente que parecía ser malvado es en realidad muy ameno de tratar». Cuando Martín se dio vuelta para ver las llamas del auto a la distancia, de repente pensó que todo el espectáculo que tuviera que ver con una explosión vehicular era hermoso. Después de completar el papeleo, Daniel se dirigió directo al lugar de la explosión. Para cuando ll
En una Cabaña desierta, gotas de lluvia gruesa caían sobre un techo de lámina, y el sonido de fuertes truenos que rompían en la oscuridad de la noche, rayos brillantes por encima de la montaña. Desorientada y aturdida. Belén García se encontraba tirado en el piso, despertando por Los Fuertes truenos, con una mirada recorrió la habitación. Al despertar de su aturdimiento, Belén recordó que unos tipos la habían noqueado. Sintiéndose impotente, Belén García tenía las manos atadas a una soga; imposible soltarse, tenía las manos demasiado apretadas. Con la luz de un rayo, visualizó un objeto brillante. Intentando alcanzar aquel objeto brillante, Belén García utilizó muchas maneras para poder hacerse de aquel pequeño fragmento de vidrio. Con tanta insistencia logró alcanzarlo cortando con dificultad la soga que tenía atadas en sus manos, recordando cómo se le estaban poniendo difícil reunirse con su familia. Había perdido el contacto por mucho tiempo con su familia. Justo a punto de
Al poco tiempo se quedó dormido, ambos descansaban a los lados de la pequeña habitación.Cuando, a media noche, despertó por unos sonidos, Belén, al abrir los ojos, se dio cuenta de que el hombre tenía su rostro pálido, estaba completamente blanco, estaba sudando frío mientras que decía incoherencias."Oye, despierta". ¿Estás bien?Belén se acercó para tocarle su frente, pero el hombre no reaccionó. Luego abrió su camisa, y comprobó su herida. Su herida estaba infectada y deliraba por la fiebre.Un par de vancomicina, le quitaría todo ese malestar, pero esa medicina, por ahorita, estaba fuera de su alcance. Al no haber de otra, Belén García intentó quitarle la ropa. Aunque funcionó, el hombre comenzó a temblar y a delirar, debido a eso lo acercó más al fuego, pero su estado no mejoró. "¡Maldición!"Maldijo Belén, y caminó como loca en la habitación, luego se acercó al hombre, lo abrazó para compartir su calor corporal con él."¡Eres un idiota! ¡Pero quién soy yo para juzgarte!""¡E