Capítulo 5. Proteger

Ana

—Ya está listo los puntos de vigilancia, más el nuevo personal que has contratado, tienes cubierto todo—John, está de brazos cruzados observando todas las cámaras de seguridad frente a mí.

     —Muy bien, gracias, John. No sé qué haría sin tu ayuda—sonrío a medias. Mi obsesión por proteger a Gianella es inmensa. Es lo que hace una madre, proteger con uñas y dientes a su cría.

     —Se encuentra todo protegido, Ana. — sonríe para darme una pizca de seguridad. Hago un movimiento con mi barbilla para afirmar.

     —Gracias. Almorzamos. Gianella ya está con Estefany…—no es una pregunta. John niega divertido.

     —Muero de hambre—y salimos al comedor quien Estefany ya tiene todo listo y está acomodando a Gianella.

     —Gracias Estefany, huele delicioso—ella sonríe.

     —Gracias señora Lombardi—entra a la cocina y nosotros tomamos asiento.

     Es viernes por la noche, y tengo que ir a la empresa a los últimos arreglos para el evento de mañana. Estoy nerviosa, angustiada y algo distraída. Tenía que estar alerta por Santiago. No puede saber de la existencia de mi hija.

  • FLASHBACK•

— ¡DIME DE QUIÉN ES! —su voz resonaba a lo lejos junto al dolor de cabeza que estaba a punto de estallar. El golpe que me había proporcionado segundos atrás había hecho que perdiera el control de mí. No podía visualizar a mí alrededor.

Tenía miedo de lo que me iba hacer.

Ya muchas veces lo había conseguido. Tenía dos años casada con él, solo tenía 18 años cuando entré a este infierno, ahora con 20 años ya no recordaba un día que no tuviera miedo. Me aferré a mi vientre con ambas manos.

¡Por mi bebé!

Me tomó de mi cabello con fuerza y levantó mi rostro hacía el.

—SI TENGO QUE DESTROZARTE PARA CONSEGUIR EL MALDITO NOMBRE...LO HARÉ. —sus ojos verdes estaban ardiendo en furia, irá y decisión.

Tocaron la puerta, y sentí una pizca de alivio. Me soltó bruscamente sobre el sillón. Y se acercó a la puerta.

Mi mente empezó a buscar un escape. Vi en su escritorio su pluma favorita, y el pisapapeles.

Miré rápidamente y me lancé rápido por algo con que defenderme. Tenía opciones. Y una de esas era sobrevivir o dejar que me matara.

Escuché maldecir, y las voces de su mano derecha y jefe de seguridad: John Lee Wong.

Era el mejor. Artes marciales, y todo lo de defensa. Seguridad y Protección. Santiago confiaba en el con los ojos cerrados. Era su mejor arma para proteger el gran imperio que había conseguido. Era su mano derecha en todo. Y el mejor dinero invertido.

Estaba preparado para todo. Nunca estaba con la guardia baja. Siempre alerta.

— ¡No te metas! ¡Es mi esposa! — grito Santiago. Y azotó la puerta.

— ¡MALDITA SEA! —se acercó a mí rápido y me tomó del cuello y con sus dos manos me apretó con la finalidad de dejarme sin respiración. Sus dientes apretados, sus ojos clavados en los míos. Mis manos tomaron sus muñecas para detenerlo, pero era mucho más fuerte que yo.

—Die...—no pude decir más. Las lágrimas salieron, y algo en mí se activó. Bajé mi mano y debajo de mi muslo tomé su pisapapeles favorito bañado en oro.

— ¡Prefiero que me digan VIUDO, a que me señalen como un CORNUDO! —Dijo lleno de odio— Muere junto con tu bastardo.

La fuerza con la que mi mano se levantó fue impresionante. Sus ojos se abrieron de la sorpresa a mi movimiento. El apretón de sus manos sobre mi cuello se iba aflojando.

Su mano subió a su cabeza tocando la herida que había hecho el pisapapeles que se había estrellado contra su cabeza.

Solté un fuerte jadeo para tomar aire deprisa. Cayó de espaldas sobre la alfombra de su despacho.

La puerta se abrió golpeando la pared, y cerrada en segundos.

— ¡Mierda! —dijo John.

Se acercó a Santiago quien tenía los ojos cerrados.

—Yo-yo me defendí. Él... Él iba a matarme—dije mientras estaba como ovillo en el sillón inundada de lágrimas y alterada.

—Calma, vi todo en las cámaras—dijo.

Se levantó y tomó su móvil.

Lo había matado.

Yo... ANA LOUISA FERRARA DE COPPOLA.

  • FIN DEL FLASHBACK•
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