─Aquí estás ─me besa con posesión, con disimulo tira del borde de mi escote ─. Odio ese escote que tienes ─me susurra, miro mis senos y sonrío ─, y no me digas que exagero.
─Deja el drama ─lo alejo entre risas.
Mi hermano y él se saludan de apretón de manos, Sam le da un beso en la mejilla, gesto que Chris no tarda en reprocharle.
─Cariño ─me grita cerca del oído para que lo escuche ─, ¿qué tipo de lugar es este?
─Es un bar para latinos, ¿te gusta? Su dueño es de República Dominicana, la mayoría de los trabajadores son amigos de nosotras.
─ ¿Vienes muy seguido? ─reparo sus gestos, lo siento incómodo, tenso.
─Dime qué te pasa ─pido dos cervezas ─, te noto raro.
─ ¿Ah, si? ─su vista se pierde entre la gente bailando ─, lo que pasa es que no estoy acostumbrada a lugares así.
─Ni yo ─comenta Chris ─, este par de locas nos quieren corromper.
Sam se lanza sobre su espalda y lo besa por el cuello, él ríe divertido. Ricardo me mira confundido.
─ ¿Estan saliendo? ─me pregunta al oído. Asiento.