—Andrew… ¿Cómo te sientes? —él levantó la mirada para ver al traumatólogo del hospital, y también su compañero, el doctor Albert Archer, quien fue el que operó su pierna.
Asintiendo y tratando de acomodarse le miró.
—Bien…
—Envié a colocar algunos analgésicos para el dolor… ya llevas varias horas de la operación y debe estar despertándote el cuerpo. Todo salió muy bien, pero quiero darte algunas recomendaciones…
Justo cuando el hombre iba a comenzar, Henry entró a la habitación enviándole una sonrisa a ambos.
—Eres un suertudo… ni siquiera quiero imaginar el por qué ibas a esa velocidad, Andrew…
—¿Cuáles son tus recomendaciones? —él se giró haciendo caso omiso a su compañero, mientras Albert asinti&oa