Capítulo 6

Al día siguiente, luego de que la molesta alarma sonara, me estiré en la cama y sentí la emoción de comenzar un nuevo idea en éste pueblo.

Me puse de pie y corrí a abrir la ventana, me encantaba disfrutar del aire fresco de la mañana y del sol que entraba por ella. 

Sin embargo, algo mucho mejor que eso captó mi atención: Maximo estaba haciendo ejercicio en el jardín. 

Traía puesta una musculosa gris y unos joggins negros que marcaban perfectamente cada uno de sus músculos. 

Estaba realizando el ejercicio de dominada, elevando su cuerpo con los brazos usando una barra de hierro para impulsarse hacia arriba. Cada vez que levantaba su peso toda su espalda se marcaba dejando ver lo escultural que era su cuerpo.

Recordé que eran aproximadamente las 6:30 de la mañana. Joder, ¿Acaso este hombre no dormía?

Pero qué buenas eran las vistas…

Me alejé de la ventana por miedo a que me descubriera, después de lo de ayer no necesitaba más momentos incómodos a su lado. 

Y con el entusiasmo de que hoy me inscribiría a la escuela de arte, me fui a preparar con una sonrisa. 

Tal como habíamos acordado ayer, Scott y yo nos encontraríamos en la puerta principal para salir a las ocho. Pero lo que ninguno de los dos esperaba era ver también allí a Máximo. 

-Buenos días- se acercó a nosotros con una extraña sonrisa.

-¡Hola viejo! Qué sorpresa, ¿Nos acompañas?- dijo Scott con verdadero entusiasmo.

-El edificio de deportes está al lado y debo ir a buscar unos papeles, así que sí- explicó.

Bufé por lo bajo con un poco de molestia, en verdad no quería tenerlo a mi lado. 

-Qué bueno, vamos entonces- respondió y atravesó la puerta. 

Máximo hizo un ademán con su mano para que pasara antes que él, y murmuró:

-Adelante, princesita-

Mi cuerpo se puso en alerta al escuchar esa palabra. Sabía que probablemente él desconocía mi origen pero había algo en la forma en que lo había dicho que me había inquietado. 

Y aunque no era una princesa estrictamente, muchas personas solían llamarme así de modo despectivo. 

Confundida intenté recuperar mi postura y crucé la puerta sin decir ni una palabra.

Los primeros metros caminando fueron silenciosos, a excepción de algunos comentarios de Scott quién me explicaba dónde quedaba la Secretaría para poder inscribirme. 

En un momento, el muchacho con pelo gris recibió una llamada y se apartó un poco de nosotros para poder hablar con tranquilidad.

Supuse que entonces sería un viaje silencioso al lado de Máximo, pero sorprendiéndome una vez más, su voz se escuchó.

-¿Estaban buenas las vistas hoy por la mañana?-

Mi corazón se detuvo unos instantes y lo observé sorprendida. 

Maldición, ¿Me había visto? No podía ser, había estado solo unos segundos…

-¿Cómo?- dije sintiendo mis mejillas volverse coloradas y sin saber qué responder. 

Él sonrió con soberbia y respondió:

-El amanecer que se ve desde tu ventana es increíble. Supuse que lo habías visto…-

-Oh, sí- mentí aliviada -Muy lindo- 

No quise continuar la conversación porque era más que obvio que disfrutaba burlándose de mí. No sabía si realmente me había visto o no, pero estaba segura de que se regocijaba viendo lo nerviosa que me ponía cuando me decía algunas cosas. 

Por fortuna, no volvió a hablar.

Unas cuadras después los tres nos despedimos y cada uno fue en su dirección. Seguí las indicaciones y terminé en la Secretaría donde debía inscribirme. 

Allí me recibió una mujer de unos sesenta años, con cabello oscuro y ondulado. Era bastante seria y al parecer tenía un mal día, pero decidí ignorarla. Solamente necesitaba que me diera el acceso al campus.  

Una vez que firmé el documento que certificaba mi ingreso a la carrera, una oleada de emoción me invadió y con una gran sonrisa salí de allí. 

Mientras estaba caminando por el pasillo dirigiéndome hacia la salida, una voz conocida me llamó. 

Jared estaba de pie junto a una muchacha rubia. Me acerqué a saludarlo y enseguida noté que estaban de la mano. 

-Ella es Elisa, mi novia- nos presentó.

-Hola, mucho gusto- 

Ella rápidamente se acercó y me dió un beso en la mejilla. Y eso me dejó un poco desconcertada, ya que no estaba acostumbrada al contacto físico con desconocidos. 

-¡Qué bueno conocerte! Jared me contó que te has inscripto aquí, probablemente tengamos alguna materia juntas- habló a gran velocidad.

Joder, eran tal para cual. Pero sin duda era muy simpática también. 

-Espero que sí- sonreí y en ese momento el timbre sonó. 

-Debo entrar, nos vemos más tarde- se despidió y besó rápidamente a su novio quien la observó embelesado mientras ella se iba. 

-Es muy linda- dije y él sonrió.

-Lo sé. ¿Vas para la casa?-

Asentí. 

-De acuerdo, yo tengo que ir a mi clase, pero nos vemos más tarde- 

-Genial, mucha suerte. Adiós- nos despedimos con un saludo en el aire y caminé hacia el lado opuesto a donde él iba. 

Durante todo el día me dediqué a comprar los elementos que iba a necesitar para las clases: hojas, lápices de distinto grosor, pinceles, acuarelas, bastidores. 

También aproveché y compré alguna que otra prenda de vestir que me parecía linda. 

En un momento de la tarde me planteé llamar a mi padre, pero me prometí que mañana lo haría. Sabía que me sentiría bastante mal luego de charlar con él y escuchar todos sus sermones, así que quise postergarlo.

Para la cena, Jenny y yo cocinamos pastas. Ayer les había tocado a Jared y Scott, así que nos íbamos turnando para preparar la comida. 

Aunque al principio parecía tímida, al entrar en confianza era una chica muy divertida. Me había contado que decidió estudiar aquí porque su novio también lo hacía, pero lamentablemente la relación terminó. De todos modos, como ya estaba en el segundo año quiso continuar. 

Por suerte no indagó mucho más en mi pasado, la mayoría del tiempo habló ella y eso me dejó tranquila. No me gustaba tener que mentir, y era consciente de que empezar una relación de amistad con engaños no era lo ideal.

La cena transcurrió con tranquilidad, y pude conocer a los muchachos un poco más. Salvo a Máximo, quién me dedicaba algunas miradas fugaces como la cena anterior. ¿Qué andaba mal con él? Comenzaba a irritarme. 

Cuando terminamos de comer subí a mi habitación a paso lento. Estaba bastante cansada porque hoy había caminado durante varias horas, y sólo podía pensar en estar acostada en mi cama.

Noté que detrás mío venía Máximo, y cuando llegamos al pasillo cada uno tomó un lado distinto. Sin embargo, su voz me detuvo.

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