Elizabeth Western
Días después del accidente
Casa de los Western-Ward
—Deberías de irte a trabajar, no es necesario que te quedes en casa. —mi madre me llamó la atención. —Tienes una empresa que te necesita.
—Nunca pondría a la empresa por encima de ustedes, jamás. —creo que soné bastante irritada y la miré suavizando mi gesto. —Mamá, primero es la familia y siempre lo dijo mi papá. Así que dime, ¿Qué quieren comer? —miré a Georgy que sonreía ampliamente.
— ¡Yo quiero cereal! —ambos tenían que llevar los collarines, mi madre tenía la férula en su muñeca y Georgy solo raspones y morenotes en su pecho, pero de ahí, estaban mejorando.
—Bien, entonces cereal será. —le revolví el cabello con mi mano y él sonrió. — ¿Y tú, mamá?
—Cereal, también. —me incliné y dejé un beso en su frente. Salí de la habitación y bajé las escaleras, Marie apareció cargando al pequeño Amal en brazos.
— ¿Necesitan algo? —negué.
—Deberías de descansar, tienes muchas ojeras. —le dije caminando a su lado cuando nos