Sucia jugada
Rubén
Al despertar aquella mañana y darme cuenta que no había nadie junto a mí, mis alarmas se dispararon. Un extraño malestar me abrazo el pecho, pero trate de mantener la calma, Genave pude haber ido a cualquier lugar dentro del hotel y además no podía haber salido por la puerta sin que mis hombres se dieran cuenta. Marque rápidamente el número de Jotrov y este tomo la llamada al primer timbrazo.
—Está conmigo —se apresuró a decir aunque lo sentí algo extraño —Salió a encontrarse con alguien —No sé porque demonios había hecho una estupidez como esa, pero me escucharía desde que pusiera un pie en esta habitación.
—Pásamela —dije y escuche a Jotrov decirle que era yo.
—Se niega hablar con usted &m