✨Summer✨
Era él.
Era Alessandro.
Me apoyo en una pared intentando recuperar el aliento.
Dios, no puedo creer que lo vi. Han pasado casi ocho meses, bueno, siete meses y dos semanas para ser exactos.
Él no pareció reconocerme.
Me llevo las manos al vientre.
Supongo que no.
He subido unos kilos por mi embarazo, mi enorme vientre no se ve nada normal y, además, mi cabello ahora es corto y tengo un poco de paño en los pómulos que se ven más como un puñado de pecas.
Con todo eso no debería haberme reconocido.
¿Pero y si lo hizo?
¿Sabrá que estoy embarazada?
Ay, no.
No quiero que lo sepa. Tengo mis razones, y la más importante es que no quiero que reclame ningún derecho que le permita tener a nuestra hija cerca, porque seamos realistas: mi hija no nacerá dentro de un matrimonio y Alessandro, por lo visto, se quedará definitivamente en este pueblo, el cual señalaría siempre a mi hija como la hija bastarda de Alessandro Lombardi.
No lo permitiré.
Empiezo a caminar, no vaya a ser que sí me hay