Anais Dorian se despidió de Luci y sus palabras hacia ella me hicieron saber que lo hacía de una manera definitiva aunque la pequeña no lo supiera, una parte de mi se sentía culpable pues yo tenia que ver en esa separación pero sabia que no era así, fue la propia Mónica quien provocó esto. —¿Estás bien? —pregunté acercándome a Dorian, me abracé a su cuerpo y enseguida sus brazos me estrecharon contra su pecho. —Si no te preocupes, todo quedo resuelto, Mónica no estará más en mi vida, aun no puedo creer la manera en que fue capaz de mentirme —respondió. El me contó todo lo que Mónica había hecho y estaba más que claro que lo hizo para estar a su lado, le mintió a su propio padre. Dorian también comentó que el padre le Mónica se haría cargo de Luci o al menos tendría vigilada a Mónica y confirmar que en verdad será una buena madre lejos de los ojos de Dorian. Una cosa era que Mónica tratara de manipular a las personas pero ¿su hija? No eso no era bueno.Dorian me informo que iría con
Meredith Quise correr lejos de ese lugar, mi corazón bombeaba con fuerza, trataba de respirar con normalidad, rogaba por que Anna o alguien se acercara a mi y así poder huir pero nadie aparecía, retrocedí y di media vuelta, no estaba lista para enfrentarme a el. —¡Mer! —gritaba mi nombre lograba escucharlo aun con el bullicio. Lo podía sentir tan cerca de mi, pero sabia que aun no lograba alcanzarme, ahí en la oscuridad de ese maldito sótano choque contra el duro pecho de un hombre, mi nerviosismo se estaba haciendo evidente, el me sostuvo por la cintura ya que me tambalee debido al golpe, levante mi vista y me tope con un par de ojos gris tormentoso, la mitad de su rostro parecía cubierto aunque debía ser debido a la oscuridad, no pude detallarlo bien, debía pensar rápido, levante mis manos y tome su rostro, se tenso ante mi toque, lo atraje hacia mi, murmure un “lo siento” antes de unir mis labios a los suyo, el frío de sus labios me hizo temblar, enrolle mis brazos en su cuello,
Dorian Por un momento me pareció verla nerviosa, pero luego solo hizo un gesto restándole importancia. —Me lastime, golpee la pared de mi habitación mientras trataba de dormir, es por eso. Últimamente he tenido insomnio —hablo tranquilamente. —¿Ocurre algo? ¿Te has sentido enferma? —preguntó Anais preocupada. —No, no te preocupes solo es el estrés del estudio, gracias por preocuparse —respondió Meredith, seguimos desayunando con tranquilidad. Estaba pensando en comunicarme con Xavier para lo del divorcio de Anais aun no puedo creer, que se lo de así como así, deje a Anais en la habitación pues debía hacer unos últimos balances para mi empresa, me gustaba mucho verla concentrada trabajando parece que lo disfrutaba, y yo disfrutaba de ella, la sonrisa que se dibujaba en su rostro no tenía precio. Me dirigí a la habitación de mi padre pues debía conversar con él. —¿Qué haces aquí Dorian? —preguntó mi padre. —Disculpa si mi presencia te molesta pero debes aceptarla, solo estaré un
Anais Mer se quedo junto a mi un momento más hasta que Dorian llego, le sonreí al verlo entrar a la habitación, pero note una mirada un poco triste y preocupada, observó a Meredith y se acercó a mí. —Fui a tu habitación, creí que habías salido —mencionó el mientras me tomaba por la cintura, su músculos estaban tensos, toque su mano en mi cintura y estaba frío. —Vine a hablar un momento con mi cuñada, supe que se irán pronto —mencionó observando a su hermano. —Así es, no me puedo quedar más tiempo aquí y es claro que no dejare a Anais, ella irá a donde yo esté y yo iré a donde ella quiera que vaya —mencionó dejando un beso en mi mejilla, sentí un revoloteo en mi estómago y mis mejillas arder un poco, Meredith sonrió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos —¿Saldrás con tu amiga esta noche? —preguntó. —No lo sé, ella me invita de repente —comenta. —¿A dónde van? —preguntó Dorian. —No puedo decirte hermano —miro a su hermano con una sonrisa divertida —pero si quieres puedo invitar a
Meredith ..—Meredith, lamento tanto lo que sucedió, te juro que no sabia nada, perdóname —se acercó quedando a pocos centímetro de distancia de mi, mire fijamente a sus ojos y me contuve para no llorar frente a él, no creería ninguna de sus palabras. Confíe en el y me traicionó de la manera que jamás imagine. —No Mike, sal de aquí por favor. Yo no voy a perdonarte, no se que haces fuera de prisión tu merecías estar más años en ese lugar —exprese un poco molesta y con un pequeño dolor en mi pecho. —Meredith…—¡Basta! ¿Vas a negar que me diste esa droga? Niégalo en mi cara, dime que no es cierto. Anda hazlo no seas cobarde —gritaba mientras golpeaba su pecho. El miedo se había ido y la furia se apoderaba de mi, aunque también sentía la ansiedad mis manos temblaban, me costaba un poco respirar —Esa noche yo sería tu diversión y la de tus amigos, ibas a dejar que ellos… —un escalofrío recorrió mi cuerpo de solo pensarlo —Todo les salió mal, por una parte agradezco haber estado al bor
Dorian ...—¿Dónde estas Meredith? ¿Qué hace usted con su móvil? —pregunté rápidamente. —Lo siento, ella y Anna ya están dormidas, encontré su móvil en la sala de mi casa —respondió el hombre —Ella está bien no se preocupe. —Podría decirle que llame a primera hora cuando despierte —le pedí. —Por supuesto, yo se lo diré —corte la llamada y me acerque a Anais. —¿Qué sucedió? —interrogó ella. —Al parecer Meredith se quedara en cada de su amiga pero no informó nada —comenté extrañado. —Bueno… pero ya sabes que estas bien… —Si pero debió informar, Meredith tendrá que darme muchas explicaciones, todo esto me parece extraño Anais —comenté con mi ceño fruncido. —Tranquilo mi amor, Meredith ya es una adulta, se que ella te dará muy buenas explicaciones pero debes mantenerte tranquilo —dijo, asentí de acuerdo y aunque ya supiera que ella está bien aún me sentía preocupado, necesitaba que ella me llamara para totalmente seguro de que esta bien…Meredith Duele… mi cabeza duele… abrí m
Dorian Me desperté y Anais no estaba a mi lado, mire la hora en mi móvil y aun es muy temprano, me levanté y me acerque al baño pero ella no estaba ahí, al salir del baño la veo entrar con una bandeja con un vaso de jugo de naranja y un tazón con frutas, sonrió al verla. —¿Por qué no me despertaste? —pregunté. —Estabas durmiendo profundamente y no quise interrumpir tu sueño, además has estado muy cansado los últimos días —respondió. Coloco la bandeja sobre la mesita de noche. Me acerque y la tome por la cintura —Buenos días mi nena bella —dije mirando a sus ojos. —Buenos días mi amor —dijo sonriente, me incliné para poder besar sus labios, un beso suave y lleno de sentimientos por ella. —Despertaste hambrienta por lo que veo —acaricie su mejilla mientras veía sus hermoso ojos grises. —Bueno… se suponía que solo iba por un vaso de agua pero vi que estaban preparando el jugo de naranja y se me antojo, decidí traerte un poco a ti junto con un poco de fruta espero no te moleste —men
Meredith Ryker siguió con el beso, no me alejó de el, al contrario me acerco más a él, su manos grande y fuerte me tomo por la cintura, mi pecho pegado a su torso completamente sudado y desnudo, no me provocaba asco al contrario me hacía verlo muy atractivo, sentía que el tenia una vibra magnética qué le atraía hacia el, mi boca quería más de el y para el yo no era indiferente, no soy una niñita, puede que no sea tan madura pero se perfectamente lo que hago, se lo que un simple beso puede provocar y yo estaba decidida a ver lo que provocaba en el, así me viera con odio o molesto había algo en el que no lo hacía indiferente a mis ojos, quizás aquella noche no lo pude notar por el temor que sentía pero ahora si podía hacerlo. Mis manos bajaron de su cuello y acaricié sus hombros, toque sus fuertes brazos, sentía un deseo desenfrenado hacia el. Abandone sus labios, mordí su barbilla de manera provocativa, me dirigía a su cuello, el desprendía un aroma varonil que alborotaba mis hormona