Volver a la cabaña que mis padres me heredaron tiempo atrás es un sentimiento tan raro que no sé como explicarlo. Recorrer sus pasillos, entrar a las habitaciones, ver el paisaje nevado desde el balcón de la recámara principal y sentarme en la gran sala con la enorme chimenea, es una experiencia que pensé jamás experimentaría de nuevo, ahora lo hago con Isabel que al entrar recorrió todo el lugar con una sonrisa, dándole de nuevo vida y un significado diferente.
Me encuentro en la recámara principal colgando la ropa en el armario cuando escucho que alguien toca la puerta.
―¿Puedo pasar? ― Escucho la voz de Isabel.
―Pasa, adelante.
Isabel escogió la recámara del fondo, la que tiene la enorme bañera y ese increíble ventanal que deja ver parte del jardín, pudo haber escogido la que está justo al lado de la mía, pero supongo que
No puedo concentrarme mientras todos estamos sentados en la mesa del comedor disfrutando de la deliciosa comida que la madre de Isa a cocinado para nosotros. En mi mente solo puedo repetir la frase "Todo, siento todo" que me emociona y me hace pensar millones de cosas, lindas, tiernas, candentes, incluso tan sexies que agradezco que el padre de Isa, una señor tan alto como yo esté sentado a mi lado.Ella habla alegremente con su hermano y sobrino, mientras carga a su pequeña sobrina que yace dormida sobre su regazo. Observo a la bebé y sonrío. Siempre deseé una hija pero Nadine ya no pudo dármela, así que me quedé con las ganas de ser el típico padre que consiente a su hija con regalos y ropa.―¿Todo bien Quentin? ― Escucho que me dice la madre de Isabel.―Sí, todo perfecto.― Contesto.―Estamos felices de que estés aquí.―Igualmente, me gusta mucho est
Todo mi cuerpo suda mientras trato de respirar sentado a la orilla de mi cama, mientras trato de reponerme para poder seguir durmiendo, pero no puedo, el ataque ha llegado muy lejos y no lo he podido controlar.Como si tuviera asma me pongo de pie para caminar por la habitación, mi cuerpo quiere que salga corriendo, el rush de adrenalina me pega y aunque por dentro todo es un caos sé que por fuera no se ve dicha revolución.―Respira, respira, respira.― Me consuelo mientras me pongo la mano sobre el pecho mientras siento mi corazón latir.―¿Quentin? ― Escucho la voz de Isabel al otro lado de la puerta.Sé que no estoy haciendo tanto ruido, pero supongo que mi respiración y mis movimientos la han despertado. Voy hacia la puerta y la abro. Ella entra de inmediato, con una bata de franela azul con cuadritos rojos y el cabello trenzado. Sin que yo le diga nada ella toma mi mano.―Veme a los ojos.― Me pide
[Isabel]Abro los ojos lentamente al escuchar por fin un ruido afuera de la habitación, no sé si están quitando la nieve o si es el camión de la basura, pero éste ha ayudado para que pueda dar el paso de despertarme después de una noche bastante intensa y, no lo digo por lo que pasó con Quentin y conmigo en la sala, si no por todo lo que me confesó en la madrugada mientras trataba de sobrellevar ese ataque de ansiedad.Me levanto lento, ya que el yace dormido a mi lado, lo observo. Comienzo a recorrer su rostro con mi mirada, veo sus hermosos ojos enmarcados con esas hermosas pestañas, la barba siempre tan bien cuidada y el cabello castaño obscuro sin ninguna cana aún. En este momento tiene los labios pálidos, pero siempre llevan un color rojizo que me hace desearlos más, además de que son extremadamente carnosos dándole un volumen los hace mu
[Isabel]Pasamos toda la mañana en casa de mis padres, cocinando, conversando y en este caso Quentin jugando con Thomas, ya que desde que lo conoció no ha dejado de seguirlo por todas partes, así que ahora Quentin tiene la tarea de jugar con mi sobrino hasta que prácticamente se canse, esperando que el cansado no sea el empresario, que con su elegante abrigo se deja echar bolas de nieve sobre él.Después de la comida, como siempre, mis padres han decidido ir al desfile navideño que se hará en el pequeño pueblo por lo que todos hemos decidido bajar a ver la decoración del centro, los villancicos y porqué no, tomar un poco de chocolate caliente mientras caminamos por la acera.Como siempre, Thomas iba feliz, ya que en la casa se aburría un poco y eta era su oportunidad para salir, correr y ver las luces
[Isabel]Cabello, maquillaje, vestidos, zapatos, accesorios, Vivianne me trajo un poco loca recorriendo lugares a los que jamás pensé que en algún momento me acercaría en la vida ya que son tan caros que sé que vendiendo estos tacones Christian Louboutin puedo pagar dos rentas de mi piso en este instante. Me veo frente al espejo con este elegante vestido que he escogido para esta noche, uno largo, de manga larga, completamente negro con la espalda descubierta de una manera tan profunda que se puede ver por completo. Por sugerencia de Vivianne me he alaciado el cabello y debo admitir que me encanta por lo que no dejo de acomodármelo mientras los hermosos pendientes, que brillan sin parar en mis orejas, me dan un toque de elegancia que jamás había imaginado.―¡Guau Isabel! Sí que eres otra. ― Me dijo al espejo m
[Isabel]Quentin comienza a besarme lentamente, disfrutando mis labios, sintiendo cada movimiento que hay entre los dos. Después se aleja un poco y me mira a los ojos.―Me encantan tus labios.― Me murmura sensual.― Me vuelven loco.―Me gustan tus manos.― Confieso.― Me encantan como me tocan, como me hacen sentir deseada.Diciendo esto mis manos comienzan a desabrochar su camisa. De los nervios mis manos tiemblan, así que él sin pensarlo mucho abre su camisa de un movimiento de manos haciendo que los botones reboten sobre mi y descubriendo su formado pecho ante mis ojos.―La rompiste.― Le murmuro sorprendida de dicha pasión.
Abro los ojos lentamente. No sé si son las siete de la mañana o las once, ya que no hay luz en la habitación. Quentin, a mi lado, duerme boca abajo completamente desnudo, con la sábana apenas cubriendo la parte baja de su cuerpo exponiendo así su perfecta espalda. Sólo de verlo me sonrojo, en verdad no puedo creer que haya despertado al lado de un hombre tan perfecto, bueno al menos en el cuerpo.Me levanto con cuidado para no despertarle y tomo una bata de franela de color negro, muy elegante, que él consideradamente me ha dejado al lado en una silla en algún momento de la noche y salgo de la habitación para ir a la cocina por un vaso con agua ya que muero de sed. Atravieso la sala casi en puntas para no hacer ruido, ya que temo que el hermoso suelo de madera cruja y voy hacia esa hermosa y bella cocina que tiene. Parece ser que a Quentin les gustan los espacios grandes, ya que la que está en su caba
[Isabel]Al llegar a la habitación, Quentin me ayuda a poner mis pies sobre el suelo.―Ahora vengo Isabel, si quieres comienza a ducharte, olvidé algo en la sala― Me dice.Me da un beso sobre la frente, luego toma mi rostro y me da uno sobre los labios que me hace sonrojar.―Las toallas están dentro del baño en las repisas.―Gracias.― Le agradezco y luego como se da la vuelta y sale de la habitación.Entro al baño, prendo la luz y voy a la ducha para abrir la llave. Después regreso frente al espejo del baño y comienzo a admirar mi cabello lacio antes de que se vuelva ondulado, ya que la chica del salón me dijo que al tocar el agua se perdería el efecto porque no le pedí que fuera permanente. Me quito la playera que me prestó y veo mi cuerpo desnudo y sonrío al acordarme de todo lo que pasó anoche y