Isabel toca la puerta de madera de la cabaña, se arregla el cabello nerviosa y momentos después un pequeño de cabello rizado medio largo abre la puerta y nos sonríe.
―¡Isa! ― Grita y ella inmediatamente se suelta de mi mano y hacia él para cargarlo y hacerle cosquillas en el estómago.
―¡Pero qué grande estás! ― Le dice emocionada― ¡Y qué pesado!
―Son las galletas.― Contesta feliz.
―¿Entonces haz comido muchas? Para ya no hacerte más.
―No, sí hazme.― Contesta el niño emocionado.
Isa voltea a mi con el niño en brazos y me presenta.― Thomas, él es Quentin. Salúdalo.
Ella lo baja al suelo y el niño camina hacia mí y estira la mano.― Hola, soy Thomas Osher.― Comenta propio.
―Hola Thomas, soy Quentin.
―Que nombre tan cool ¿crees que pueda llamarme Quentin cuando crezca? ― Me pre