Engreído

El joven termina de comer, y voy enseguida a recojer los platos.

-Desea que le sirva algo más señor.

Cuando le habló se gira molesto, y yo pienso que dije, fui cortés le pregunté si deseaba algo.

-Señor, pues que edad crees que tengo.

Me sorprendió la forma tan durá en que me habló, pues así se les llama aquí a los hombres, es por educación, quizá otra no diría nada, pero a mi este mequetrefe no me va hacer sentir mal.

-Así se dice por respeto señor, y no, por supuesto no se que edad tenga, yo lo digo por respeto, pero para que no se ofenda. Desea algo más señorito.

Espero a que me conteste pero sólo se queda serio, pienso demonios, me va acusar y me van a correr por brabucona, debo disculparme, pero algo en mi me lo impide, es que se comporta tan nefasto que me dieron ganas de darle una bofetada para que deje de ser tan molesto.

El me mira serio, y como estudiando mi actitud, yo me pongo un poco nerviosa, y me retiro, voy hacia la caja y pido su cuenta, siento una mirada tras de mi, y cuando me entregan la nota, me giró y el me mira desde su lugar, lo que no se es si está enojado, o así es su cara siempre.

-Aquí está su cuenta señor.

-Yo no te pedí mi cuenta.

-Ah, yo creí...

-Trae la carta de postres.

Me pongo tan roja que siento mi cara hervir, que pena me dio, pero tuve que tragarme mi orgullo, y traerle la carta de postres, al dejársela espero que me diga que desea, y termina por pedir una tarta de manzana, tomó la carta y me retiro, voy a dejar su pedido, y sigo atendiendo más demás mesas, siento su mirada en la espalda, y así es, no deja de seguirme, yo me estreso, pienso que se va quejar de mi servicio, y quiza lo hará, demonios, tienes que tragarte tu orgullo y disculparte Darían, si no el hará que te hechen.

Voy por su pedido, y se lo tiendo.

-Aquí tiene joven, que lo disfrute.

-Bueno, ya no soy señorito.

-Disculpe yo...

-Puedes irte, estoy bien por ahora.

Después de atender las mesas, veo que me hace la señal de que quiere su cuenta, yo le llevó la misma que le había entregado, lo que quiero es que se valla, de una vez, cada que veo que me observa, siento el sonrojo, en mi rostro.

-Aquí tiene su cuenta joven.

-Esto está mal.

-Por que lo dice.

-Aquí no está la tarta de manzana que pedí.

-Es mi disculpa joven, yo fui un poco grosera, va por cuenta de la casa.

y sonreí, para aligerar el ambiente, pero para mi sorpresa, el y su actitud altanera.

-No necesito que me regales nada, tengo el suficiente dinero para pagar tu sueldo de la vida en este momento, aquí tienes.

Su cuenta era de 89 dólares, y dejó 500 que patán, pero bueno, al menos dejo buena propina, al verlo irse, me quedé parada un momento, y al salir me vio por los ventanales, el sabía que había ganado está ronda, me puso en mi lugar, pero también jugué bien, al verlo verme, me gire y seguí a lo mío, que hombre tan más creído.

Al terminar mi turno, me fui a casa, al llegar me puse a hacer tarea, y me di un baño para dormir, mi madre como siempre discutía con mi padre, ella siempre tenía ganas de pelear, el se envolvía en el alcohol y la ignoraba, está vida era tan pesada, pero yo no me daría por vencida, mi sueño era algo que tenía que conseguir.

Esa noche no podía conciliar el sueño, recordando a patán de el señorito pesado, quien se cree, pero bueno, ese día gracias a Díos me había ido muy bien, guarde casi toda la ganancia, como todos los días llevaba algo de cenar a mis padres, mi madre recibía una pensión, que era con lo que vivíamos, esa pensión mi abuelo se la dejo, ella no podía retirar todo el dinero, se le entregaba por mensualidad, ya que mi abuelo conocía los vicios de mi padre, pero el en ocaciones le quitaba a mamá el dinero, y ella por evitar peleas cedía, pero me tocaba a mi ayudar con las compras y pagos, pero ni eso me desmotivaba, yo quería ayudar, y que vivieramos felices, mi madre siempre sacaba la cantaleta de que me buscaría un buen partido, pero yo no quería casarme.

Era en vano decírselo, ella pensaba que estudiar sería una pérdida de tiempo, que con mi cuerpo y mi rostro, podía enamorar a cualquiera.

Pero no es eso lo que busco, quiero ser alguien valerme por mi misma, tener algo, o más bien a alguien.

Desearía que ellos me apoyarán, que tuvieran un trabajo y fuesen ellos quienes pagarán mi educación, pero eso es pedir demasiado, así que me aguanto respiro, y sigo adelante.

En ocaciones me he sentido tan triste, pues ellos nunca fueron de los que asistieran a festivales en la escuela, lo más importante eran las fiestas de sociedad, soy una mujer preparada para hablar con todo tipo de persona, pero me hubiese gustado que mis padres fuesen más conscientes de que yo necesitaba amor, he crecido, y soy más fuerte, pero aún así sigo siendo su hija, y siempre anhelare un abrazo sincero de ellos.

A la mañana siguiente, salgo rumbo a la universidad, después de las primeras clases, nos dicen que habrá una conferencia, y un premio a un empresario, que ha apoyado a varias de las fundaciones de la Universidad, que apoyan a los jóvenes que estudian, en diferentes aspectos, pagan viajes a concursos de diferentes cursos, se nos avisa que debemos ser amables, y brindar aplausos a los asistentes que ayudan a nuestra amada universidad.

Eligen a 10 alumnos de cada salón para hacer presencia, fui una de las elegidas, y Oscar también, por lo menos no estaré sin el, mi vida es más divertida con este muchacho.

-Estas lista Darían ,me acabaré las manos aplaudiendo por los visitantes, que se acaben tus manitas.

-Claro que si, amo levantarle el ego a ese tipo de personas, y sin poder evitarlo recuerdo al creído de ayer.

Entramos y nos acomodan en primera fila, y nos sentamos para luego ponemos a charlar, Oscar me cuenta de una joven que le gustó, pero no se atreve a declararsele, quiere primero ganarsela, yo le digo que se anime, el es un muchacho muy dulce y divertido, además es de una buena familia, el después de terminar su carrera tiene trabajo en las empresas de su padre, me ha contado que sus padres nunca lo han forzado a nada, ambos son muy amorosos con el y su hermana, quien es menor que el, Se llama Daniela, y dice que un día me la presentará, pues esta seguro que nos llevaremos bien.

Seguimos en nuestra platica en medio de bromas, cuando nos anuncian que presentarán a los visitantes del día de hoy, se nos pide silencio, y se apagan las luces de el teatro universitario.

Comienzan a llamar a los invitados, el rector, maestros invitados, empresarios, y de pronto nombran a una persona que al verla reconozco, yo no puedo creerlo, el creído, está aquí, sólo eso me faltaba.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo