El dueño de mi.
El dueño de mi.
Por: Ory ontiveros
Que patan

Mi nombre es Darian Leretty, y el dia de hoy es mi primer día en la Universidad, estoy tan emocionada, tuve que trabajar duro para poder solventar mis estudios, pero vale la pena tener que trabajar, algún día seré una cirujano, me esforzare para ser muy reconocida, tengo dos trabajos, en las mañanas ayudaba, y digo ayudaba por que tuve que dejarlo ayer para poder venir a estudiar, ayudaba en una cafetería, la madre de mi mejor amiga Dennise tiene un local, y ella me dio empleo al saber que estaba ahorrando para mi matrícula, ella es una dulce mujer, la señora Patricia García, es la mujer más amable que yo he conocido, es como me imagino son las madres, la mía quiza me ama, pero no me lo demuestra, siempre insiste que no pierda mi tiempo, que devo buscar un buen esposo, pero a mi no me interesa, yo quiero estudiar, convertirme en una mujer reconocida, y entonces ayudar a mis padres, mi madre siempre me culpo por que cuando yo nací, ella enfermo, y perdió la matriz, ella decía que fui una maldición, pues no pudo volver a tener hijos, siempre me sentí mal por ello, pues habría querido tener más hermanos, pero al ver a mi padre tan perdido en la bebida, me doy cuenta que quiza fue lo mejor, no pueden mantener a una sola hija, que sería si fuéramos más.

Hoy vendré a la escuela por la mañana, me siento muy feliz, cada rincón de la Universidad me parece maravilloso, la facultad de medicina es increíble, por eso cuesta lo que cuesta la escuela, es muy completa, prácticamente al estudiar aquí, se te abren muchas puertas, mi amiga Dennise estudia ingeniería, aquí cerca pero en otro campus, ahora que ya no trabajaré con su madre la vere menos, pues ambas trabajábamos con su madre y nos la pasábamos de lo mejor.

Las clases se pasan muy rápido, un joven se acerca a mi, y pone su silla junto a la mía me dice que no ha entendido nada en la clase, que si puedo ayudarlo, y por supuesto que lo hago, el joven es tan natural, y me cayó muy bien, su nombre es Oscar, el es muy risueño, me cayó bien de inmediato, al terminar el día, Oscar me ofrece un aventon por la ayuda que le di, y la verdad lo acepto, pues tengo que llegar al restaurant donde trabajo, mi segundo empleo, y donde me va muy bien, pues es un lugar muy elegante, aquí viene la crema y nata de la sociedad, y lo sé por que cuando mi familia tenía dinero, vinimos en varias ocaciones, mi madre se pone furiosa al saber de mis empleos, pero yo he sido firme en pagar mi escuela, no quiero dejarla.

Mi padre me apoya, pues en varias ocaciones me ha pedido dinero, y yo se lo doy, pues me siento mal por el.

Quizá no es el mejor padre, pero tengo buenos recuerdos de el, jugando en el jardín conmigo, explicándome sobre los animales la naturaleza

pero cuando bebía se convertía en un ser obscuro, cambiaba radicalmente, y eso me entristesia, con el tiempo he manejado a mis padres, su forma de ser, siento que quisiera que ellos fueran diferentes, pero uno no elige a la familia.

Al llegar al restauran Le pettite, entró de inmediato, el encargado revisa la hora, por si he llegado tarde, pero llegue a tiempo, me pongo rápidamente la camisa blanca de botones, los pantalones negros, el mandil y moño al cuello en color negro a juego, me hago un moño en el cabello, y comienzo a atender a los comensales, aún cuando hay personas de la alta sociedad, no me apena que me vean aquí, trabajando, pues yo me siento orgullosa de poder salir adelante.

El día va muy bien, aquí dejan muy buena propina, lo único malo es Jack, el encargado, que por no haber querido tener una cita con el, se convirtió en una especie de enemigo mío, pero es un hombre muy grande para mi, pues ya casi tiene 50 años, es muy malhumorado conmigo, siempre busca la manera de regañarme, por eso trato de hacer todo a la perfección, no quiero darle un motivo para que me despidan.

Me hacerco a atender una mesa, a ella llegan unas jóvenes, ellas hablan de temas banales, ni si quiera se dan cuenta que nos conocemos, ellas charlan de sus compromisos, pues en la alta sociedad desde muy joven debes pescar un buen candidato, si no estás perdida, ellas sólo piden café y unas tartas, yo aciento y me voy a surtir su pedido.

Una de ellas se gira, y ve emocionada a un joven que acaba de llegar, yo no lo había visto por aquí, es muy apuesto, alto como de 1.90, piel morena por el bronceado, cabello castaño claro, ojos azules, y tiene algunos tatuajes en sus brazos, y decir algunos es poco, pues es tan llenos de varios rayones.

Me doy cuenta que llega a una de las mesas que me toca atender, así que dejó los postres y el café a las jóvenes, y voy a dejar la charola, y tomó la libreta, me acerco a donde se encuentra el joven.

-Buenas tardes, puedo tomar su orden.

Siempre con una sonrisa y de manera amable, pues el cliente debe ser bien cuidado, al final de cuentas es quien nos da de comer a los que aquí trabajamos.

El muchacho ni siquiera voltea a verme, el sólo me dice que le traiga un filete y un tinto, así que anotó, y voy a dejar la orden, retiró los platos de decoración que se utilizan en las mesas, le llevó agua, y voy de regreso para atender mis demás mesas.

Cuando sale el filete, veo que sigue igual el muchacho, en la misma posición, en su teléfono, escribiendo algún mensaje, o que se yo, y no ve más allá de eso.

Voy a llevarle su pedido, el filete, y su tinto.

Llegó y pido permiso para que me de un poco de espacio y dejarle su pedido, de pronto me veo muy cerca de el, su aroma, un perfume que entra por mis fosas nasales,y me hace querer respirar todo alrededor, el es tan imponente, que me pongo un poco nerviosa, pienso que te pasa

Darían, tranquila, es sólo un estirado más de lo que vienen aquí.

Dejo su pedido, y el no voltea a ver absolutamente a nadie, sólo se coloca frente a si comida, deja su teléfono y se dispone a comer, yo me retiro deseandole buen probecho, pero como siempre el no contesta, pienso que antipático, no dar las gracias, que grosero.

Me retiro a la mesa de las jóvenes, y retiró sus tazas, y los platos.

-Desean algo más señoritas.

-Si, mira necesito que le lleves una bebida al joven de esa mesa, y le digas que se la envío, rápido aslo.

Yo voy a el bar, y pido la bebida, la Joven me dijo su nombre, Elizabeth, así que le llevó la bebida al joven, y le explicó que la señorita de aquella mesa, la señorita Elizabeth, se la envía como cortesía.

El se ve molesto al ver hacia donde está la Joven, pero de pronto sonríe, yo pienso quiza le agrado la muchacha, pero de inmediato me sorprende lo que dicen sus labios, aún con esa sonrisa.

-Todas son iguales, creen que llamar la atención las hace más interesantes, déjala y retirarte.

Quedé impresionada, ni siquiera le mando las gracias, y se expresó de esa manera, que patán.

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