05|Mis objetivos son claros*

Historia.

¿Historia?

¿Para qué rayos estudiamos historia?

O sea, hello, yo voy hacia el futuro, no al pasado, dah.

Pido perdón, pero historia me hace entrar en un modo irritable y a veces me saca el lado diva que ni siquiera tengo, me pone en el peor humor. Simplemente, me aburre y en ocasiones, me estresa un poco. Soy pésima para las fechas y aun así logro seguir adelante. A eso, súmale que el maestro es un amargado de primera y quiere que sepas todo desde el primer punto.

—¿Disfrutando de mi clase, Señorita Connor? —pregunta el Señor Skylar, sacándome de mi ensoñamiento, ha parado justo al lado de mi asiento individual.

Regreso mi mirada hacia él, cansada. —No mucho que digamos —respondo, intentando sonar débil y me encojo de hombros. Poco me falta para dejarme caer sobre mi mesa.

El Señor Skylar nunca ha sido mi favorito y aun así paso su materia con excelentes notas. Debería de estar orgulloso de mí, porque yo lo estoy, contando lo mal que suele dar algunas clases.

—Solo ponga atención —sentencia, yo asiento, lentamente.

Me molesta que teniendo a la mitad de su clase casi durmiendo, es a mí a quien tiene que llamarle la atención, en especial, cuando suelo pasar desapercibida hasta por los maestros. Menos mal en esta escuela mis hermanos y yo no somos los únicos con el apellido Connor, sino, todo sería algo difícil.

Mi vista está en el reloj de la pared de enfrente, justo arriba de la pizarra. De un momento a otro, el reloj se hace gigante para mí, exactamente como en High School Musical 2. Segundos después, el timbre suena y yo salgo de mi trance. Nunca me ha gustado ser de las primeras en salir, ya que todos se amontonan en el pasillo, claro que sea solo necesario. Por lo que me espero un poco, tomando con calma el arreglar mi mochila, pero del mismo modo, ansiando salir de aquí.

Con Sebs y Becca quedamos en vernos en las gradas de enfrente de la escuela, no obstante, primero debo pasar por mi casillero por algunas de mis cosas. Todo va como de costumbre en el pasillo, solo me falta una esquina para salir al pasillo principal, hasta que una mano tapa mi boca y con fuerza hace que mi espalda choque con el pecho de esa persona. Al mismo tiempo, jala de mí hacia atrás, dirigiéndonos hacia el que creo que es el laboratorio de química.

‹‹¿Y ahora qué?››

Este día no podía ir peor…

LOGAN

En definitiva, hoy hice un descubrimiento muy interesante, el cual, tiene nombre y apellido: Dylan Connor. Por alguna razón, su rostro se me hace familiar, sin embargo, no tengo idea de dónde o cuándo. Solo sé que antes de hoy, era invisible para mí.

Cuando sacó su dedo medio en mi dirección, se convirtió en un acto de descaro, pero admito que, bajo esos jeans algo flojos para mi parecer, se veía un muy bien trasero definido; el cual salió a relucir a la hora de deporte. Junto con esa forma de ser y la poca reacción que causo en ella, ha captado mi atención, no de la manera en que lo haría cualquier chica, pero lo ha hecho.

Después de no haber prestado atención a las últimas dos horas y haber aguantado a Chloe a mi lado, decido poner en marcha mi plan para hacer caer a Dylan. Esto me lo estuve pensando en clases, pues dije que necesitaba la asistencia, no el prestar atención. Así que, al salir de literatura, veo con atención cada paso que da Dylan hasta su casillero y en el pasillo, con la excepción que no la dejo seguir su camino. Con una mano en su boca y la otra por su cintura, la jalo con tal intensidad, causando que choque contra mi pecho, de manera que siento su respiración agitada mientras la llevo conmigo.

Me sorprende que no esté forcejeando o pateando como loca mientras la llevo al laboratorio de química, a un lado del pasillo principal; en todo momento, ella mantiene la calma. Cuando ya estamos adentro, pasa lo que menos me esperaba. Una vez la suelto, dirige su codo a mi estómago, dejándome sin aire. Intento recuperarme, pero no me da la oportunidad cuando su primer movimiento es seguido de un puñetazo en mi parte donde no brilla el sol. Este último logra tirarme al suelo.

—Oh, m****a —Dylan lleva su mano derecha a su boca con plena preocupación y una gran sorpresa.

—Hola, Dylan —suelto en un soplido por el dolor en mi parte recién golpeada con ambas manos ahí.

—¿Acaso tu mamá no te enseñó que secuestrar es malo? —pregunta en un tono sugestivo, aún con su respiración pesada, pasando sus manos por su cabello.

Pero hay que aceptar que quien está mal ahora, soy yo. Me golpearon en mis futuros hijos. Con dificultad, logro ponerme de pie, aún con un poco de dolor en mi entrepierna, intento relajar las facciones de mi cara para no demostrar mi dolor, sin embargo, es algo tan difícil cuando te golpean ahí abajo y de paso le dan una bofetada a tu ego.

—Mi madre me dijo que me cuidará de las chicas locas —comento con un poco de burla, sin embargo, me sale una mueca.

Se cruza de brazos, abriendo la boca en asombro y un poco de indignación por mi pequeña referencia hacia ella, pero rápido cambia su expresión a una sonrisa victoriosa.

—Pues, veo que no seguiste su consejo, ya que tienes a Chloe como novia, ¿no? —responde, como si su respuesta fuera mejor que la mía.

Sin embargo, mi mirada queda más atenta a como se elevan sus pechos con esa acción que a lo que sale de su preciosa boca. Lamo mis labios en deseo de averiguar lo que esconde bajo esa sudadera tan grande. Si tuviera palabras para describirla justo ahora, creo que esas serían “futuro descubrimiento”.

—Oye, pervertido —chasquea sus dedos en mi cara, obligándome a parpadear repetidamente y levantar la vista—. No me mires de esa manera. Mis ojos están arriba, no ahí.

Con sus dedos señala a su rostro mientras me mira molesta por mis acciones. Doy unos pasos hasta quedar recostado en una de las mesas, cruzándome de brazos.

—Lo siento —digo, con una sonrisa de suficiencia. He notado que eso la pone de moñitos enojados.

Me mira con una ingenuidad falsa. —¿Lo sientes? —pregunta con tono divertido, o más bien, sarcástico.

Pongo mis dedos en la barbilla, ladeando mi cabeza, casi como si pensara mi respuesta, aunque para nada es así.

—Naah, me encantó ver en dirección de tus pechos.

Ni siquiera pasan treinta segundos cuando una bofetada llega a mi rostro con una brutal velocidad que me deja atónito. ¿Qué m****a?

—Otro comentario pervertido y la próxima será a puño cerrado —amenaza.

Llevo mi mano al área golpeada, no duele, al menos, no físicamente. Esto no se quedará así. Con la misma agilidad que ella, tomo sus dos muñecas al lado de su cabeza y la acorralo contra la pared a su espalda. Su respiración se aumenta con mi cercanía y movimientos.

—Nadie, ni siquiera un chico —hago una corta pausa—, me ha faltado el respeto dos veces el mismo día y se ha salido con la suya.

—Tengo más respeto por mí misma —escupe con furia notable. Sigue sin hacer fuerza alguna, enfrentándome al no bajar su cabeza en ningún momento.

Una sonrisa de suficiencia invade mi cara, tomo sus muñecas con una sola mano y con la otra acaricio su rostro. Tiene facciones muy bellas, su rostro es delicado, pero con una fiereza que la hace diferente a otras y logra captar toda mi atención sin esfuerzo alguno.

—Eres muy hermosa —suelto, sin pensarlo. Ella frunce el ceño, viéndome extraño.

Al darme cuenta de mis palabras quito mi mano de su rostro con rapidez. ‹‹No es momento de echarte para atrás››, me digo a mí mismo.

Así que, para remediarlo, con mi pulgar acaricio su labio inferior. Todo su rostro está de un color rosa, incluyendo sus labios, pero fácilmente te puedes dar cuenta de que no tiene ni una gota de maquillaje y que el color es reacción del momento.

—Suéltame —ordena en un murmuro apenas audible, pero la percepción de su molestia es sencilla.

—No hasta que me pagues las que me hiciste hoy, linda —le respondo con un poco de arrogancia, elevando mi comisura derecha.

Resopla, rindiéndose como si supiera lo que quiero. —Puedo hacer tu tarea de matemáticas —me mira directo a los ojos, en su voz se nota lo harta que está de la situación—, y todo queda resuelto. Ni una tutoría, solo hago todas tus tareas y fin del asunto.

Niego, sonriendo de lado y me acerco más a ella. —Mis objetivos contigo son muy claros. Por lo que, con una tarea resuelta, no harás nada.

Dylan intenta zafar sus manos de mi agarre, su intento tiene fuerza, pero no el suficiente para que la suelte, no con lo cerca que la tengo.

—No te librarás tan fácil de mí, pequeña nerd —hago énfasis en la última palabra, alterando a la chica enfrente mío.

Ella rueda los ojos, frunciendo los labios en fastidio. Con mucho descaro, choca su pecho contra el mío, haciendo que yo de paso y medio hacia atrás, logrando liberar sus manos de mí.

—¿Y qué tienes planeado hacer? —pregunta con mucho disgusto—. ¿Intentar secuestrarme cada vez que puedas? Porque prometo que a la próxima te doy un puñetazo en esa cara de niño bonito, más una patada en tu muy preciada parte noble. Acércate y averígualo.

Muerdo el interior de mi mejilla. No es que tenga miedo, no me mal interpreten, simplemente, después de que me abofeteó y también me dio donde no entra el sol, la creo capaz de repetir sus acciones y mucho más. Me sorprende y me prende. Doy un paso hacia ella, con la intención de intimidarla, pero ella no mueve ni un solo músculo, su mirada sigue siendo dura hacia mí, pero hay una chispa que despierta una curiosidad dentro de mí.

—¿Qué tienes planeado hacer, estúpido deportista? —pregunta, con sus ojos cafés puestos en mí.

—Si te lo digo ya no tendrá caso que ejecute mi plan —observo cada facción de su rostro, e incluso me doy el lujo de apreciar su cuerpo. En realidad, no tengo un plan, pero la idea de que ella crea que si me parece divertida.

Muerde su labio inferior y da medio paso hacia mí, su pecho tocando el mío por su propia voluntad; su dedo índice traza un camino por mi pecho hasta llegar a mi abdomen. Un pequeño calor recorre mi cuerpo, alterándome con su cercanía.

Acerca sus labios hasta los míos, cerca de rozarlos. —Solo espero que tu plan no sea mantener un bulto ahí abajo cada vez que me hables.

Se aleja y me da una sonrisa de lado antes de salir del laboratorio.

—¿Qué demon…? —volteo mi vista hacia abajo y sé a lo que se refiere—. Joder.

‹‹¿Cómo demonios no me di cuenta?››, me reprocho a mí mismo.

Un medio bulto creciente se ve en mi pantalón. Nunca antes una chica me había dejado de esta manera solo por tener su presencia cerca. Me ha calentado, más de lo debido. Ahora tendré que arreglármelas antes de salir de aquí. Nadie me puede ver de esta forma, sería una humillación. Me debato en si hacerlo por mí mismo o llamar a Chloe por como solemos hacerlo a veces.

Me decido por la primera, así será más rápido y sencillo. Además, es media erección. No será difícil.

‹‹Eres un maldito problema, Dylan››.

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