Damien

Pongo los ojos en blanco y salgo de la cama.

“¿A dónde vas?”, pregunta Samara en lo que se sienta. La sábana cae y revela toda su piel sonrojada.

“Responsabilidades de beta”, murmura con frustración. No pudo contactarme en peor momento.

“Pero…”. Veo la decepción en sus ojos grises.

“Te compensaré luego”.

Ella se vuelve a tirar en la cama y suspira. “Es la tercera vez esta semana”.

“Su pareja todavía está en el hospital”, le recuerdo en lo que me pongo los pantalones vaqueros. “Ellos aún no saben qué le pasa. Las cosas no serán siempre así”.

“Pensé que dijeron que Neah estaba bien”.

“En cierta forma es cierto. Ellos aún no saben por qué no se despierta”. Me inclino para besarla, pero ella arruga la nariz. Conecto los labios con los suyos de todas formas y ella se relaja en el beso y rodea mi cuello con los brazos. Ella frunce el ceño en lo que retrocedo. “Hasta entonces, voy a encargarme de unas cuantas cosas más y una de ellas incluye vigilar a nuestro invitado”.

“¿Sil