Estaba a un lado de el, no entendía el porque estábamos aquí y mucho menos que era ese lugar, una casa vieja. La naturaleza había tomado aquella viviendo como parte de ella, parecía que la había reclamado ocultandola de la sociedad. Él se acercó a la vieja puerta y empujó de ella con fuerza logrando abrirla, lo mire sorprendido y a la vez con algo de miedo, Yungpio-gun me miro y sonrió para después entrar, me quedé ahí parado sin saber que hacer o decir. Me acerque lentamente a la puerta solo para ver un cuarto lleno de polvo y telarañas, mi mejor amigo estaba en una esquina revisando una caja así que me acerqué más para ver qué era lo que estaba haciendo.

—si.... Sabía que aquí estaba! —me dijo a lo que se levantó y se giro hacia mi para darme lo

—¿Que es esto? —dije con curiosidad mientras lo miraba detalladamente y con cuidado de no tirarlo

—es un reloj! —dijo lleno de orgullo y con una sonrisa

—¿Un reloj? —pregunte a lo que el asintió

—te dirá la hora con la sombra del palo al pon