Podía escuchar la risa de Liam de fondo y varios murmuros. Abrí los ojos despacio acostumbrándome a la oscuridad que había en la habitación, con el pasar de los minutos la habitación se fue aclarando un poco. Estaba casi segura de que pasaban las seis de la tarde, por el atardecer que se podía ver a través de la ventana.
La risa del bebe me hizo fijar mis ojos en el. Se encontraba a centímetros de mi mientras Elías le daba besos ruidosos en el cuello haciendo que Liam se riera sin parar. Sonreí sin poder evitarlo al verlos jugar con tanta ternura.
-Cuando seas igual de grande que Malena, vamos a poder jugar al futbol juntos, así le ganamos a David- le susurro Elías al bebe-
David jugaba de arquero en el equipo local los fines de semana, solo que ahora las practicas se habían detenido ya que no tenían entrenador y nadie quería hacerse cargo del equipo. Yo moría por hacerme cargo del equipo pero no tenia el tiempo suficiente para hacerlo, aunque si iba a apoyarlo siempre y les compraba