Capitulo 5

Me quedo sin hacer nada, debo pensar en una solución cuanto antes.

¿Acaso es una habilidad de los mafiosos el aparecer de la nada?

- ¿Qué hace Alejandro ahí? Dios.. ¿me sigue a todos lados o que coños? - murmuro mientras saco mi móvil de mi bolsillo, a la única persona que se me ocurre llamar es a Lena. Ella es la única que me puede ayudar en estos momentos.

Que esos dos hombres se encuentren, sería el último de mis deseos.

Marco su número rápidamente y ella me contesta enseguida.

-¿Venus? - responde del otro lado de la línea.

- Necesito que hagas algo por mí - mi voz suena temblorosa.

- ¿De qué se trata? ¿Estás bien? - insiste del otro lado de la línea.

- Necesito que llames a Alejandro y le digas que sucede algo en el bar, Que ha llegado el licor, que hay problemas con el personal o que se yo...

- Oye tranquila.. ¿Porque tan preocupada con que Alejandro no te vea? Salió hace unos minutos.

- Haz lo que te pido, me harías un gran favor, después te explico.

- De acuerdo, intentaré algo, no te preocupes.

Cuelgo la llamada con Lena y me hago detrás de un árbol. Esperando a que él auto de Alejandro se aleje de allí.

Pasan cerca de tres minutos para que el auto desaparezca. Respiro aliviada. Pero el auto de Andrey sigue allí.Camino directo a la salida del cementerio y cuando paso cerca de él su mano me jala hasta donde esta él.

- Sube - me ordena, pero me niego hacerlo.

- Estoy fuera de mi horario de trabajo - levanto mi quijada alejando su mano de la mía.

- He dicho que subas - abre la puerta del auto y me señala el asiento, para que obedezca subiendo a su lado.

Maldigo internamente.

- Cinturón de seguridad - dice serio mientras hago lo que me ordena y lo abrocho en mi cintura.

Me quedo unos segundos en silencio hasta que él vuelve a hablar.

- Bonito relicario ¿Te lo ha dado tu novio mafioso? - la mano de Andrey me quita el objeto de mi cuello bruscamente y sonríe mientras los sostiene

La rabia se apodera de mí, lo golpeo para que me lo devuelva. Estoy cansada de que todos manejen mi vida a su antojo.

- ¡Devuélveme eso! - grito tratando de arrebatárselo de las manos, lo único que consigo es toparme con esos verdes intimidantes que paralizarían a cualquiera. Trago saliva, tratando de tomar el valor suficiente para reatarlo.

- ¿Quieres el regalo de tu novio? ¿Te lo ha dado a cambio de las rutas?

- Es un regalo de mi madre. Devuélvelo.

- ¿Como las rosas? - fija sus ojos verdes en los míos y relame sus labios.

- Dame mi regalo - mi mano toca la suya y él deja caer el relicario en las mías, - Idiota - murmuro sin que él logre escucharme.

Jamás he recibido ningún regalo de parte de Alejandro, nunca aceptó las cosas que me da. Trabajo bajo un contrato, pero no le pertenezco. No soy su mujer como él cree que soy. De nada sirviria recibir obsequios de una persona que me tiene prisionera por un papel

- En verdad lamento mucho el haber tomado esas rutas - digo a la vez que juego nerviosa con mis dedos.

- Novicov ya no las usa, sin embargo no debes tomar lo que no es tuyo.

- Creí que funcionaría - bajo mi cabeza con la vista distante.

Creí que sí lograba darle rutas nuevas a Alejandro rompería el contrato, me dejaría ir. Pero conseguí lo contrario. Conseguí que inclusive me propusiera matrimonio. Todo lo que intento pro conseguir mi libertad de ese sitio, sale mal. Nunca puedo lograr nada nuevo. Mis intentos son inútiles.

Sigo aun atada a ese maldito papel. Defraude a la señora Laurent cuando ella confío en mí.

- ¿Qué funcionaría qué? - enarca una ceja.

- Nada. Quizás no merezca la beca.

- No creo que seas tan mala persona, algo te empuja a hacer todo eso ¿Ese tipo te amenaza?

- No - niego con la cabeza.

- ¿Entonces qué es? - sus palabras suenas cargadas de furia.

- No puedes hacer nada para que te diga la verdad. No puedes cambiar nada de mi realidad.

Andrey detiene el auto enfrente de la mansión cuando hemos llegado a nuestro destino, se baja furioso de allí y cierra la puerta del auto con brusquedad.

- ¡Entonces condénate tu sola!- dice cuando logro bajarme de allí.

Avanza camino a la mansión, sin darme la cara.

- Dejaré el empleo, me iré de la casa, consiguiere un nuevo trabajo - de nada sirve vivir en casa del señor Novicov, le traería problemas solamente.

- ¿Ya no quieres la beca? - gira su rostro hacia el mío, parece extrañado

Niego con mi cabeza.

- ¿Qué sucede contigo? ¿Por qué dejas a un lado todo?

- No puedo darte explicaciones - avanzo adentro de la casa y un furioso Andrey grita a mis espaldas.

- Encárgate de la mansión tu sola, has las labores completas - choca con mi figura y desaparece de mi campo de visión subiendo las escaleras hasta la oficina.

Tienes que aceptar que la realidad no cambiará para ti Victoria. El dinero que estés ahorrando utilízalo para irte de aquí. Para dejar tu pasado.

Miro en mi móvil varios mensajes de Alejandro pero no me preocupo en responderlos. Al contrario apago el móvil y lo deje dentro de mi bolso, mientras subo a la habitación de empleados a cambiarme de ropa y colocarme de nuevo el uniforme.

***

Ha pasado una semana completa desde que no tengo descanso. Andrey se ha vuelto estricto y pide que todo se mantenga arreglado. Desde que supo que robe las rutas se ha quedado en la mansión y no ha regresado a su casa. Mis horas de descanso se reducen a dos. Y justo ahora estoy luchando por colocarme de pie.

- ¿Victoria? - Claire me mueve dentro de mi cama, - Ya son las cinco y media.

- Me levantaré en unos minutos - respondo entre dientes.

- Tienes fiebre - pasa sus manos por mi frente, - No has descansado lo suficiente. No deberías salir de cama hoy.

- El señor Vasilev se enojara.

- Le diré que estas enferma y que te pida descansar - Claire se aleja pero la detengo.

- No le digas nada, puedo hacer las funciones con normalidad. Es solo pasajero.

- Eres una necia, deberías tomar algo al menos para la fiebre.

- Voy a estar bien - Me levanto de mi cama y me acerco hasta el closet para sacar mi uniforme de allí.

Comienzo con mi rutina de todos los días una vez estoy cambiada de ropa, bajo los escalones de la mansión, me acerco hasta el cuarto de lavado, organizo la ropa, acomodo las sábanas, demoro alrededor de una hora para salir de allí.

Sigo con la sala, hay algunas cosas tiradas allí, papeles de Andrey. No me limito a verlos porque se que desconfía de mí. Yo también lo haría en su lugar.

Me apoyo en una pared cuando siento que todo me da vueltas. Me siento mareada y débil. Debí aceptar la ayuda de Claire. Alejo de mi esos pensamientos y me acerco al jardín, lo encuentro a un lado, está practicado boxeo, no ha notado mi presencia está concentrado en lo que esta haciendo.

Lo ignoro y continuo con mi trabajo, acomodo las mesas que hay a un lado de la alberca, junto a las sillas que están dispersas.

Mi vista se empieza a nublar. Todo se hace borroso.

- ¿Qué me sucede? - paso mi mano por mi frente, ni siquiera puedo seguir de pie, caigo a la alberca, puedo escuchar el sonido del agua salpicar cuando mi cuerpo se hunde en el agua.

¡Joder no! No sé nadar. Batallo inútil en el agua siento que me falta la respiración.

Logro escuchar algo sumergirse dentro del agua, unos brazos se acomodan a mi cintura a la vez que me elevan a la superficie, puedo identificar esos brazos tatuados.

Respiro con normalidad cuando estoy fuera del agua.

- ¡¿Qué coños te pasa?! Fíjate por donde caminas - responde furioso, mientras esty a un lado tratando de recuperar mi respiración.

- No volverá a suceder, lo prometo - me levanto de allí y su voz me detiene.

- No te ves bien. Estas pálida.

- Estoy bien, has sido claro en que ordene toda la casa. He cumplido cada una de esas cosas. He mantenido el orden en la mansión y no he tocado nada. Puedes estar tranquilo.

- Siéntate - jala mi brazo y me hace quedar enfrente suyo.

- ¡¿Qué te pasa?! - gruño molesta alejándolo de mí.

- Tienes fiebre - pasa sus manos por mi frente, - Traeré algunas toallas para que puedas secarte, si pescas un resfriado será peor.

- Puedo ir por ellas.

- Espera.. - su voz me detiene. Dime la verdad ¿para quién trabajas? ¿Porque ocultas su identidad?

- No voy a hacerlo.

- ¡Dime a quien le diste las rutas! - veo Claire cerca de la alberca no puedo dejar que nadie más se entere. Si otra persona lo sabe como los guardias no dudaran en decirle la verdad al señor Novicov y todo saldrá mal.

Mi única reacción para no despertar sospechas es besar a Andrey. Es mejor que los empelados sospechen de un romance a que tengo una doble vida. Uno mis labios a los suyos, el beso es diferente a cuando beso a Alejandro. Alejandro es intenso, obsesivo y le gusta mantener el control, me siento obligada cuando lo hago.

Besar a Andrey es una sensación difícil de explicar, se siente como el whisky quemando tu garganta. Jamás me había sentido de esa manera.

El beso se hace largo entre los dos Sus manos de acomodan a mis caderas de una manera perfecta, como las piezas que se unen en un rompecabezas, me acerca a él haciendo que me siente en sus piernas mojadas por el agua, lucho por retirarme, pero en cambio me sostiene mas fuerte, introduce su lengua en mi boca, la explora, juega con la mía de una manera excitante.

- Nada mal chica virginal - susurra cuando se aleja de mí, - Es una lástima que no me meta con vírgenes.

Mis mejillas se han puesto rojas, la sensación de hace unos instantes ha desaparecido y ahora solo quedan las ganas de golpearlo.

- Eres un idiota - lo trato de empujar y él me lo impide.

- ¿Lo disfrutaste? - enarca una ceja mientras pasa sus manos por mi rostro.

- Si alguien más se entera de las rutas estaré perdida, no te hagas ilusiones - me levanto de allí y el relame sus labios mientras también se coloca de pie.

- Te falta experiencia, descansa por tres días rubia - mueve su mano y ríe mientras se aleja de allí y retoma su rotuna con el saco de boxeo.

¿Qué ha sido todo eso Victoria? ¡Agh! Me odio por haberlo hecho.

No puedo negar que Andrey es un hombre atractivo, su personalidad es indescriptible. Es una persona diferente cuando se enoja. Actúa tan intimidante, sus ojos logran mantenerme gélida, temo algún día confesarle la verdad.

- Definitivamente has perdido la razón Victoria - subo directo a mi habitación, retiro mis prendas mojadas y me limpio con una toalla. Acomodo las almohadas alrededor de mi cama para descansar. Recuerdo que las medicinas las guardamos en una gaveta cercana a nuestra cama. Así que saco una pastilla de allí para bajar la fiebre. Me la tomo de golpe.

Cierro mis ojos tratando de olvidar la escena de hace unos minutos.

La puerta se abre y deja ver a Claire quien sonríe graciosa y se acerca hasta mí.

- ¿No que te irritaba? - enarca una ceja.

- Claire...

- ¿Tienes un romance con el señor Vasilvev? ¿Sigues siendo virgen?..

- Basta. ¿Porque todos preguntan eso? Yo no vivo cuestionando su vida sexual.

- ¿Entonces lo sigues siendo.. ¿Estás segura de tener algo con él? Es peligroso meterse con ese tipo de hombres, en especial con la vida que llevan, el señor Andrey parece de temperamento fuerte.

- No soy ciega para saber a lo que se dedican - ruedo los ojos.

De hecho Claire ignora que se más información que cualquiera. Que también conozco una parte de ese mundo. Que no soy solo la chica que se dedica a labores domésticas.

- He visto un cuadro que estas pintando, ¿es para él?

- No - respondo inmediatamente.

El cuadro que estoy pintando es para Alejandro. Es la ciudad de Verona. El lugar donde nació. Quería darle algo que pudiera colocar en su oficina. Es lo único que puedo obsequiarle.

- ¿Entonces?

- Haces muchas preguntas. Es parte de mi estudio.

- Pintas muy bien, pensé se trataba de un cuadro de una galería famosa.

- Mis cuadros no llegan ni a compararse a los del señor Novicov y menos a los de una galería.

- Que poca fé te tienes. Cuando estudies en Harvard todo cambiará.

- Ya no estudiaré ahí. He dejado de lado la beca.

- ¿Qué? - Claire se sienta a un lado de la cama y fija su vista en la mía, - ¿Que sucedió?

- No quiero dejar a mi familia - miento al no decirle mis razones.

- Pero estabas muy emocionada con el tema ¿Tu hermana te ha dado problemas? Gastaste el dinero en esa aprovechada, buena para nada.

- Georgia no tiene nada que ver en esto, supongo que los sueños no son para todos.

- Piénsalo - Claire se aleja de allí para terminar sus labores en la casa. Mientras yo me quedo en la cama.

Paso toda la tarde encerrada en la habitación. Pérdida en mis propios pensamientos. Pensando en si podré salir del futuro que se creó para mí.Me levanto y empiezo a terminar el cuadro de Alejandro. Doy algunos detalles en el jardín que he dibujado a las afueras de esa casa. Lo visualizo ya terminado.

- Ha quedado perfecto - susurro dejando el pincel a un lado.

Pero la verdad era que no podía conciliar el sueño y ese había sido un motivo por el que decidí pintar hasta tarde, decido salir de la habitación y bajar los escalones hasta el primer piso, al parecer todos duermen, decido sentarme justo en el marco de la ventana que da con el jardín, las luciérnagas se posan sobre las flores, las luces que emiten son tan hermosas, es como si fueran luces de navidad.

- ¿Qué haces aquí tan tarde? - dice esa voz tan ahora particular para mí.

- Santo Dios - intento de tranquilizarme porque la presencia de Andrey ha llegado a sorprenderme, - No podía dormir y he venido a respirar un poco de aire fresco.

- ¿O estabas buscando como escapar de nuevo?

- Claro que no - murmuro furiosa.

- ¿Porque tratas de ocultar todo? Porque no solo dices la verdad - su tono de voz se torna diferente.

- No siempre la vida es justa, a veces hacemos cosas que nunca debimos pensar en hacer.

- Entonces si tienes un motivo, ¿porque no lo dices? Anda, intenta decirme que lo haces porque tienes una razón fuerte detrás de ello. Confieza la verdad que ocultas.

- Ya te he dicho que no voy a decirlo - recordar aquellas cosas no logran hacerme sentir bien, si pudiera devolver todo, no firmaría ese contrato con Alejandro.

Me siento prisionera cada vez que voy al bar. Con el tiempo supe que mostrarme débil ante las personas no servía de nada, al contrario se burlaban de mi por verme con cara de lastima. O actuaban como Georgia culpándome de todo. Solo veían a la chica que bailaba en el tubo.

- Me cuesta creer que eres ese tipo de persona.

- Nadie logra comprenderme, todos te juzgan basándose en suposiciones, nadie se atreve a ver la realidad. La única persona que lograba escucharme ya no esta, he quedado sola, no tengo a nadie a mi lado, nadie que al menos valore lo que he hecho - ni siquiera mi madre se ha detenido a pensar en lo que siento, hace mucho tiempo dejamos de comentar nuestras cosas, se centró en la vida de mi hermana, se dejaba influenciar por lo que ella dijese, fue una de la razones por las que abandone mi hogar, - Ni siquiera sé porque te estoy diciendo esto, no es como si te importase.

- Tú, me recuerdas a una persona que perdí hace mucho tiempo en mi vida.

- ¿Quién? - enarco una ceja mientras limpio mis mejillas.

- A mi madre - sus palabras se entrecortan al decirlo.

- No tenía idea de que ella hubiera muerto. Lo siento.

- La vida no siempre es justa - se levanta de allí ofreciéndome su mano. La recibo aunque en un principio dude en hacerlo.

Mi vista se clava en el hombre que tengo al frente, tiene unos ojos verdes claros, que resultan hermosos como a la vez intimidantes, su cabello es castaño luce desordenado y le aportan ese lado rebelde a su figura alta, sus tatuajes son incontables, abarcan desde su cuello hasta su pecho. Sus brazos reflejan figuras curiosas que tendrías que detenerte para apreciarlas con claridad. Andrey se ha detenido a apreciarme también puedo atreverme a decir que me esta observando de una manera detallada.

Sus manos se detienen en una de mis manos. Una que refleja una cicatriz.

- ¿Cómo te lo hiciste?

- Con un vidrio.

- No parece accidental ¿alguna persona lo hizo?

- Si - retiro mi mano de la suya y giro mis pasos hasta los escalones.

- ¿Fue ese bastardo? ¿Te ha lastimado?

- No fue él, fue hace mucho tiempo, no tiene importancia quien lo haya hecho.

Me detengo cuando siento como se atraviesa impidiéndome el paso. Sus brazos se juntan a un lado de mi figura, fijándome en la pared, su enorme cuerpo vuelve a presionar con el mío, es como un bloque de concreto, no puedo alejarlo de mí.

- ¿Que haces?- levanto mi vista hasta él.

- Quiero sentir ese fuego quemar de nuevo mi boca - sus labios se unen a los míos en un beso feroz, un beso que no puedo evitar, - Si te quedas acá, no podrás irte, no soy un chico bueno.

He muerto en vida.

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